Corina y Er Conde: ¿se pasó Maracaibo de maraca?

Sigan las malas noticias en el CNE: Benjamín Rausseu Rodríguez hizo otro de sus chistes, el mejor de su repertorio, pero se lo tomaron en serio.

El domingo 24 de marzo, a la salida de la sede del Poder Electoral, una periodista le preguntó: ¿tuvo usted, candidato, algún problema para inscribir su candidatura por vía "on line"? a lo que el cándido, perdón quise decir, el candidato, elegantemente encorbatado y con las chancletas lentejuelas bien guardadas en el camerino (por ahora), contestó:

"Bueno, tuvimos todos los retrasos normales de una inscripción "on line", pero al final se logró"

Con el cambio de el "Tú, Conde" por "Usted, Candidato" que la prensa dispensa a uno de los mejores humoristas nacionales (si no el mejor), se está comprometiendo, no solo el futuro de la carrera de Benjamín (no la presidencial, es claro que el favoritismo va por otros lados y no precisamente pasa por Miraflores), sino la propia paz y estabilidad política del país. Me va a decir alguien que después de ver y/o escuchar una parodia de Er Conde no termina diciendo vainas como la estabilizadora "Faltarán la comida, la salud y buenos salarios, pero hay libertad de expresión para llenar los tres platos" o la resignada y a la vez nacionalista expresión "Es verdad que tenemos muchos problemas en Venezuela, pero también tenemos Er Conde".

Con todo y lo dicho hasta aquí, la metamorfosis de los pronombres de "Tú" a "Usted" no es mal de morir ni lo más grave del mundo. A propósito, ¿será acaso que Kafka retorna en el centenario de su muerte para redimir a las víctimas del traumatólogo burocrático de todos los tiempos y lugares, capítulo El Proceso Electoral en Venezuela? Lo que sí está fuera de duda es lo serio del aspecto tecnológico y administrativo a que apunta Er Conde, entre sabio y humilde, sencillo y parsimonioso (cuando no haciendo uso de los binarios pendulares, el deporte nacional preferido y valido para todos los problemas existentes y por existir "In saecula saeculorum") nos brinda el lapidario ese de los retrasos normales de una inscripción "on line".

¡Coño! si este coño (por supuesto que hablo de Er Conde) fuera un político de aquellos cuyos barros, estos lodos, merecería que le jodieramos la vida haciéndolo presidente para verlo enfermar, envejecer y perder la simpatía de que goza hoy... todavía. Desde Miraflores el carajo se tropezaría todos los días y noches (especialmente en las madrugadas) con la Piel de Zapa que es el país, para orgullosa honra de nosotros los venezolanos, ¡sí señor! Aunque es verdad que a veces la ley del eterno retorno parece quedar suspendida, pero solo es eso, un ir y venir que en ocasiones tiene sus importantes demoras, como cualquier ordinaria impuntualidad de un Bernabé, Songo, Borondongo o Ramos Allup. No somos suizos, no se nos olvide, que por desmemoriados nos pasa lo que nos pasa.

Entiéndase. El Conde no merece presidenciarle. Sería pagar con ventaja y alevosía a quien con su humor no tiene otro pecado que hacernos gozar una bola más grande que la del gas que está en la avenida Santa Rita. Los zulianos, que no dudamos en dejar en taquilla el pulverizado sueldo de seis meses y sus correspondientes prestaciones sociales, somos testigos de cuerpo presente del arte del talentoso musipanes. Por cierto, nostalgia produce la suerte de esas prestaciones, en los 90 maltratadas jurídicamente; y ahora enterradas económica y "de facto", es decir, sin cambiar una coma a Ley del trabajo. En fin. La inteligencia, simpatía e ingenio de Rausseu o Er Conde (la tercera edad me confunde y de momento no acierto a saber quién es quién) es, como decimos en Maracaibo (cuna de los célebres exageradores, embusteros irremediables y contadores de chistes Roñoquero y Mamblea): mollejuo a la enésima potencia y hasta los límites del universo.

Me animo, incluso, a proponer a las instituciones regionales y locales de este lado del país a que nos traigamos a Er Conde y lo nombremos hijo ilustre de Maracaibo o de Cabimas o San Francisco o de Mara o de uno por uno de los veintiún municipios. O mejor, que de un solo tramite y mediante decreto regional lo adoptemos para todo el Zulia. Y si surge algún impedimento legal o constitucional sobrevenido en el desarrollo de la retributiva y más que justa propuesta (disculpen la modestia, peores propuestores habrán conocido ustedes), algo así como del tenor "Ese chistosito es ‛made in’ Musipán, Monagas, y no vamos a autorizar que lo hagan pasar por zuliano", estoy dispuesto a contribuir "Ad honorem" con mis modestos conocimientos de Derecho de la nacionalidad. Mesmos aplicables "Mutatis Mutandis" al régimen legal que regula las condiciones para ser nombrados zulianas y zulianos por adopción. Me ofrezco, en tal sentido, a tiempo completo para diseñar, alegar y demostrar, frente a los más escrupulosos magistrados cuidadores del estado de derecho, que el gentilicio se adquiere tanto por nacimiento como por contratación. ¿O es que alguien, del gobierno o fuera de él, pero seguramente con más ganas de estar adentro que afuera, va a negar que Er Conde es el humorista nacido fuera del Zulia con más contratos y presentaciones a casa llena en nuestra región? El que se atreva a tanto, sí que haría el "Cum laude ridiculum" y hasta sus más fieles devotos pasarían a engrosar las filas ––en las que ya no cabe ni un alfiler–– de los desencantados, entre los que me incluyo en primera línea con derrotada expectación.

Hay una cosa en que el célebre hijo de Musipán debería reflexionar detenidamente, no es concha de ajo. Se trata de la primera vez en no sé cuántos lustros presidenciales (en la IV el tiempo se calculaba así…) que una de sus humoradas es pasada por alto. Si, como ya dijimos, sus palabras fueron tomadas en serio: lo peor que le puede pasar a un showman. ¿Quién es el responsable de eso, Rausseu o Er Conde? ¿Quién le rinde cuentas a quién? ¿el sustituto? ¿Y quién es el sustituto de quién?

Para los que son tan lentos de entendimiento como este servidor lo es y se quedaron como tres pueblos atrás, me explico con un poco más de detalle. Afirma Rausseu lo de los retrasos normales "on line". Y me digo: ¿cómo que retrasos normales? ¿con qué lavativa se come ese retrogrado argumento, en caso que lo tomáramos en serio? Si más bien los procedimientos "on line" están concebidos, es "su naturaleza", para agilizar, abreviar y facilitar en tiempo, costo y rutinas las tramitaciones en general, en el caso que nos ocupa, la inscripción de candidaturas. Empero, son eficaces frente a procesos muchos más complejos y de mayor alcance. Amazon, por mencionar un ejemplo familiar y perfectamente verificable, envía más de 7 millones de paquetes al año en todo el mundo y se sabe que la mayoría de los procesos que derivan en esa entrega física, están soportados "on line" (selección del producto, pago, seguimiento, ruta, reclamos, eventual devolución…). Está claro. La única explicación digna de un Benjamín (¿alguno de los lectores conoce a uno que no sea famoso por estar sobrado en el dominio de un arte, oficio, profesión, habilidad o designio histórico?) es que dio al país entero una de sus mejores actuaciones, y eso sin incurrir en gastos de publicidad, escenario ni vestuario. ¡No jile! (esto no viene del Saladillo ni del Empedrao de La tierra del sol, amada, viene de mis ancestros gochos).

Al momento de cerrar estas líneas la señora Corina no ha podido inscribir ante el CNE su candidatura presidencial. Habrá que esperar tener noticias ciertas sobre el desenlace de un tema que es de suyo muy serio, grave, gravísimo, pero no tanto que un Benjamín, llegado el momento (todo tiene su tiempo) no pueda metamorfosear en risas, aplausos y sorpresivos y gratificantes giros, si se lo propone. Pero incluso, sin proponérselo deliberadamente, si resulta inesperadamente poseído por generación espontánea de algún espíritu jodedor y entrometido, lo que no es imposible, aunque parece ser de probabilidad remota. En todo caso, eso sería una broma poco seria, toda vez que insinuaría algo así como que una especie de apuntador dicta los guiones a Rausseu o Er Conde. No puede haber ninguna duda, un hombre poseedor de tamaño talento no agarra señas de quien está debajo de las tablas en este teatro electoral. Rausseu Rodríguez nos echó en el CNE, ¡y cómo lo hizo! una de sus más atrevidos y bien pensados chistes y dio muestras, una vez más, de su fina ironía, y a la vez descarado cinismo, así como de la agudeza de su más importante personaje: Er Conde. ¿O es posible que sea Er Conde quien creó a Rausseu?

Y si, es gravísimo lo de la señora Corina, la sustituta, en el CNE. Por un lado, por cuanto las instituciones y las normas legales y constitucionales no son cosa de retorcer a la real gana y capricho de nadie cada vez que sale el sol (o la luna), menos si se es gobierno. Por otro lado, nadie en su sano juicio puede esperar que después de pedir sanciones y la intervención de Venezuela, vale decir, contra los venezolanos, un buen día sus responsables nos vengan a pedir cándidamente el apoyo y todo se encarrile por los cauces democráticos e institucionales en medio de tranquilas aguas inundadas de tiburones hambrientos y en vigilia para cobrar venganza. ¿Sera que no conocen el principio de realidad?

Más reprochables resultan esas estratagemas cuando a estas alturas debería estar claro que forman parte de la naturaleza de la política que se ejerce en Venezuela durante más tiempo del que estarían dispuestos a admitir los factores que mantienen en zozobra al país desde su ceguera e interés rentista, revanchista, extractivista, cortoplacista y propietarista de la soberanía nacional. No está de más agregar que esa institución (la soberanía) está venida a menos, no solo por razones de desprestigio endógenas ––sobre todo–– sino, también, ante el empuje exógeno del paradigma posmoderno y globalitario a la que no pocos académicos le hacen ojitos, cuando no unos francos intercambios de fluidos salivales. Sumémosle a toda esa descomposición la tradición dedocrática-presidencial de las elites, cuyo circulo histórico terminó cuadriculado en los últimos años, como lo demostró la vernácula categoría de la sustitución, primero ejercida desde el oficialismo y más recientemente por la oposición o parte importante de ella.

Por lo demás, esa reciente demostración de la dedocracia nacional nos luce francamente ofensiva para la acreditada académica y filósofa sobre la que recayó la designación candidatural, pero todavía lo es más para los venezolanos que, entre la esperanza y la ingenuidad, aspiraban algo mejor que reincidir en colosales errores. Hay que gente que no aprende.

En este hueco de tristeza y vacío de buenas noticias, Chinita de Maracaibo, sacanos vos del desierto de desprendimiento y grandeza política en que vivimos. ¿Será mucho pedir, mi Virgencita morena, que nos hagáis el milagro de enviarnos al Zulia al potencial hijo ilustre de estas soleadas tierras Er Conde del Guácharo? ¿y que los caraqueños, y quienes se les adjunten, se queden con el candidato Benjamín Rausseu Rodríguez?

Y para ustedes, solícitos y pecadores, va esta trinidad de preguntas: ¿será una buena estrategia poner a pelear a Rausseu y a Er Conde hasta hacerlos dividir a modo del buen Jekyll y del malo Hyde para que no se hablan más que para recriminarse eternamente? ¿o, por el contrario, se trata de un extraño, pero inocente caso de tensión democrática de la soga constitucional? ¿Alguno de los mandatarios de esta tierra de Ana María Campos, Armando Molero y La gran fogata sería capaz de nombrarlo hijo ilustre mientras Rausseu arranca con su campaña electoral?



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Servio Antulio Zambrano


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