Punto y aparte

La recesión

La liberación del uso del dólar en Venezuela, desde 2018, permitió una recuperación de los inventarios del comercio y algunas empresas. Dio oxígeno a la economía que estaba en barrena desde 2013 y además, ayudó a sostener en el poder a Nicolás Maduro y al resto. Si bien la economía venezolana dejó de caer y la inflación se ralentizó, no todo ha terminado. Debido al uso de diversos métodos de pago, si se mira con la óptica de las divisas extranjeras, hay una recesión. Si se mira desde la óptica de los bolívares, hay inflación.

No es para menos. El PIB de Venezuela se desplomó en 65 % en los últimos 10 años. Una caída estrepitosa, no vista en países que incluso tuvieron guerras. El desplome de la industria petrolera venezolana, que era la que atraía divisas en cantidades y mantenía sobre valuado el bolívar, es la principal causa.

Los factores endógenos

Hay factores endógenos que no permiten una reactivación vigorosa, los cuales se relacionan con los factores exógenos. La caída del sector productivo venezolano, a partir de la ola de expropiaciones, empeoró después de que, a partir de 2014, Venezuela perdía su producción petrolera en volúmenes y los precios internacionales, caían estrepitosamente.

El funcionamiento de las empresas venezolanas o la producción interna, apenas está en 35 % de su capacidad instalada, según los datos de Conindustria. La riqueza de un país, se mide por su capacidad productiva y no es el caso de los venezolanos en las actuales circunstancias. La falta de combustible, la crisis del sector eléctrico y la falta de servicios públicos eficientes, son un obstáculo. Estos inciden en materia logística de las empresas.

Al mismo tiempo, la crisis económica y las distorsiones con el bolívar, no brindan incentivos al aparato productivo. La débil economía venezolana no arroja los suficientes incentivos para el emprendimiento. Debido al caos económico y reformas muy duras, los créditos en Venezuela son a tasas reales, que, en las actuales circunstancias, son prácticamente imposibles de asumir. La distorsión parte en que la mayor masa de trabajadores, depende del Estado y sus ingresos son irrisorios, ante un sector privado que, para poder funcionar, debe adaptarse a una economía internacional. Esto muestra un escenario en que los consumidores tienen un tipo de economía y los productores otra, las cuales no están estrechamente conectadas.

Esperar a que la economía acelere, basados solamente en la productividad, se llevará mucho tiempo y eso abrirá más desigualdades. Pero implementar un sistema de créditos, que no se base en tasas reales y moneda dura, solamente hará que la inflación vuelva a acelerarse. Además, los procesos burocráticos en Venezuela, siguen siendo los peores para apoyar la productividad. Haría falta un nuevo trato, que flexibilice los procedimientos para que haya más empresas y esto genere más empleo mejor pagado.

Los factores exógenos

Pero la crisis económica venezolana también tiene factores exógenos. En el último año, la Reserva Federal de EEUU, está aplicando una política agresiva de aumento de tasas de interés. Esa política surgió para luchar contra la inflación en ese país, la cual resultó de la emisión de dinero para dar cobertura a los cierres de las empresas cuando ocurrió la pandemia Covid-19.

El aumento de tasas tuvo como consecuencias una revalorización del dólar en todo el mundo, lo que al mismo tiempo se tradujo en caída del precio de las materias primas. También, ha sido una política para que el precio del petróleo caiga, debido al enfrentamiento entre Washington y Moscú. La caída del precio del petróleo, golpea a la economía venezolana, por muy poco petróleo que se produzca, ya que, en el caso de la deuda con China, Venezuela debe entregar más barriles, si el precio baja.

La caída es en el mundo entero y uno de los indicadores económicos que la Reserva Federal tiene como objetivo reducir, es el empleo en EEUU. Esto último afecta a los venezolanos que están en el extranjero y envían remesas a Venezuela, debido a la reducción de puestos de empleos y de salarios. Ello incide en una merma de ingresos por esa vía, a Venezuela, y eso limita el poder de compra de muchos en lo interno.

De más está decir que las sanciones petroleras y comerciales de EEUU, imponen en Venezuela la imposibilidad del comercio de petróleo en mayores cantidades, no estimula la inversión extranjera y no permite que el país acceda a los mercados internacionales de crédito. Esto corta cualquier flujo de capital importante que permita una reactivación económica vigorosa.

Las tasas de interés

El alza de tasas de interés de EEUU, entre 2022 y 2023, es más agresiva que el aumento en 2006, dos años antes de la crisis hipotecaria. El alza de las tasas de los fondos federales todavía no encuentra un techo y se espera que para el próximo 26 de julio se aumenten a 5,50 %, lo que podría provocar nuevas caídas en los mercados de riesgo y golpear las economías de los países emergentes.

 



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Alex Vallenilla


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