Pónganse moscas, permanezcan alertas, mucho ojo

La Niña y El Hacker

Martes, 16 de abril de 2024.- Ella caminaba, como solía hacerlo, en un ambiente de tranquilidad, de seguridad, de armonía consigo misma, era casi media mañana y todo indicaba que ese iba a ser uno de esos días en que todas las cosas fluyen y salen bien, al menos como uno quiere.

Eso pensaba, eso sentía y disfrutaba cada segundo de su matinal paseo.

Sin sospechar, sin saber que una sombra la acechaba.

Aunque ya hacía algún tiempo en que había dejado de ser niña, así la llamaban los de la casa, los de su zona, los del trabajo, sus amistades y quienes la conocían, La Niña, le decían, quizá por su carácter y su forma de ser y por estar siempre dispuesta a ayudar desinteresadamente y en lo que pudiera a quien lo necesitara.

De pronto sonó el teléfono y se apresuró a contestarlo, arrancándoselo prácticamente de las manos a quien la acompañaba esa mañana un poco calurosa, de verano adelantado.

Es para mí le dijo, es para mí.

Aló, aló, dígame y ahí comenzó el aquelarre.

Aunque yo estaba justo al lado, no pude escuchar con claridad el desarrollo de la conversación, sino que pude formarme una idea por lo poco que oí y por lo que ella luego me contó.

La llamada era para actualizar unos datos en un grupo nuevo, un grupo de inteligencia emocional, en el que se acababa de inscribir hace apenas una semana, se trataba era de actualizar sus datos, eso le expresaron y así al encontrarla desprevenida y confiada la fueron llevando de la mano, le impartieron instrucciones que siguió al pie de la letra y le jaquearon su cuenta de teléfono, cayó redondita.

Son profesionales del jaqueo, muy habilidosos y convincentes.

Luego vino todo el arreglo, comunicarse con los amigos, prevenirlos de que no fueran víctimas, que no fueran estafados por esta banda de forajidos que nos acechan desde las sombras ocultas de las redes cibernéticas.

Pónganse moscas, permanezcan alertas, mucho ojo, no comparta sus datos ni sigan instrucciones de desconocidos por más profesionales que parezcan.

Si usted ya cayó, denuncie su caso ante CICPC, no lo deje pasar.

Y buenas tardes, mi querida Venezuela.


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Luis Enrique Sánchez P.


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