El falso problema del Esequibo

El nacionalismo no tiene mucho sentido sin algo nacional  qué defender. Venezuela, como nación, no  es el territorio vacío, sin seres humanos dentro que lo vivan, que interactúen con él, que lo respeten y lo quieran.  Venezuela como nación es un ente espiritual, es historia, son valores, cierta identidad cultural entre todos sus pobladores, y tradición. Venezuela llega hasta donde llega la concordia humana de sus habitantes. Es más fácil entender nuestros problemas de soberanía frente al  capitalismo, que es excluyente y fracciona la sociedad, y la rompe en unos pocos propietarios privilegiados y muchos expropiados pasando necesidades elementales…, que entender el diferendo territorial con Guyana que padece del mismo mal.

¿Para qué queremos jurisdicción sobre el Esequibo?

A mí, como venezolano, como  caraqueño, más aún, como petareño, de nada me sirve reclamar soberanía sobre el  territorio Esequibo, tan lejos de aquí y de Dios. ¿Por qué lo hacen otros? ¿Será que quieren arrasar todo aquel territorio, tal y como lo hace hoy la minería, EL CAPITALISMO SALVAJE, en al llamado Arco Minero, sobre el 10 por ciento del territorio “nacional”? ¿O que las mismas petroleras que explotan su plataforma marina paguen impuestos aquí? Desde el punto de vista de la población, de la sociedad se trata de un falso diferendo.

En los estados Bolívar y Guayana, son más de tres mil puntos de explotación minera (3.718 según algunos) sin control del Estado nacional (de la Asamblea Nacional, la Fiscalía,  la defensoría del pueblo, el ministerio del  ambiente y de la defensa, el poder popular, gobernadores, alcaldes, etc,); en la selva hay más de 40 pistas de aterrizaje, y una parte del gobierno “sin gobierno” administra ese robo y “crimen ecológico”, con la complicidad de alcaldes y gobernadores, ocupan esa “tierra de nadie”, junto, como se sabe, de mafias aliadas a la GNB y de Caminpeg (empresa militar de seguridad que se dicen protectores del ambiente).

Sin orden en la administración  del gobierno central no se puede esperar orden en esa parte del territorio. Si no existe un Estado fuerte e instituciones fuertes no se puede esperar que haya alguien dentro del gobierno con una idea clara de cómo defender la soberanía, sobre algo que no existe como nación, en lo que no se cree ni se respeta; es decir, si no hay una instancia superior que “obligue” a ejercer soberanía sobre lo que es de todos, y que unos malandros se roban… Si ni siquiera nosotros llegamos a conformar una patria, soberana de nuestros recursos naturales y riquezas, de nuestras leyes y nuestras instituciones, si somos indiferentes al desastre de las Cristinas y  de todas las explotaciones mineras ¿Cómo vamos a reclamar soberanía sobre el Esequibo, un territorio retirado de nuestros intereses más inmediatos, que de hecho siempre nos ha sido  indiferente? 

A los “expertos” les parece una tontería redefinir las ideas de patria, nación, pueblo, porque dan por sentado lo que significan. Pero más que abstracciones, más que entelequias  platónicas, estas ideas  sirven para caracterizar sentimientos colectivos de pertenencia que van desde un nacionalismo difuso, que solo  se siente de lejos a través de algunos símbolos “nacionales”, o los clásicos “símbolos patrios”,  hasta la identificación real con lo más cercano, con la pequeña cultura que compartimos con nuestros amigos del  barrio. Patria, nación, pueblo existen en lo sentimos como comunidad.

Chávez definió la patria como “Patria Socialista”, aclarando que sin igualdad, sin compartir valores y sin un destino común,  un pueblo no tiene verdadera patria. Los que ahora no saben como resolver el conflicto con Guyana por el control sobre el Esequibo deben creer que esa dupla de Chávez fue solo discurso, un adorno que no tiene ningún valor dentro de una discusión técnica y seria, de diplomáticos de carrera, historiadores, abogados, burócratas y similar. Sin embargo fue Chávez el que habló de colonizar el Esequibo con escuelas, salud, vialidad, dando desarrollo social a sus habitantes, en ese territorio “abandonado de Dios”.

Son los habitantes del Esequibo los que pueden reclamar soberanía sobre su territorio, indígenas o no, pocos o muchos…, no los políticos hipócritas de aquí  (tampoco los de Guyana) que no han podido siquiera defender la soberanía, como los pueblos indígenas lo  hacen con lo que les pertenece, sobre aquello que ahora destrozan y se roban los depredadores capitalistas extranjeros y nacionales desalmados, los cuales por dinero son capaces de vender a sus propias madres y familias, si fuera necesario. ¿Para qué clamamos soberanía sobre el Esequibo, para que la Exxon y lo chinos exploten el petróleo y la minería a favor de nuestros burócratas y oportunistas y no de Guyana; para que los mismos pícaros  exploten lo mismo pero a nombre o favor de nuestros “oportunistas nacionales”, de nuestro país que a la vez está en manos de los capitalistas que también joden a los guyaneses? ¿Cuál es la diferencia?

La soberanía se tiene sobre algo que realmente importa a todos los seres humanos cuando compartimos un territorio, un destino, algo común, donde todos participamos y nos apropiamos de ese destino común. El capitalismo nos roba frente a nuestras narices y nadie dice nada, perdemos soberanía sobre nuestro paisaje y nuestras riquezas naturales y nadie dice nada, se llevan el petróleo gratis o casi gratis y nadie dice nada. Pero cuando se trata del Esequibo los más pendejos saltan, como  si tuvieran familiares allí, como si viajaran todos los fines de semanas para ver su tierra, el río, visitar  a sus viejas maestras, a sus abuelos, como si conocieran algo de esa geografía, de su comida,  de su fauna, como si realmente les perteneciera…  Y los más vivos saltan pero pensando en cómo expandir hacia allá sus tentáculos, su sistema de explotación salvaje, viendo como estrujar ese paisaje, en como devastarlo para hacerse infinitamente más ricos.

En el capitalismo, EN ESTE PAÍS QUE ES CAPITALISTA, hay unos que son más soberanos que nosotros, menos soberanos  porque nos robaron el  fruto de nuestro trabajo; que a aquellos que le quitaron sus tierras, como los indígenas, sus playas, ríos y montañas, pueblos completos. Y ahora el gobierno pretende que defendemos lo que ya no nos pertenece de facto. ¡Soberanos seremos cuando volvamos a tener patria, cuando ejerzamos, cuando nos  empoderemos de lo que el capitalismo  nos robó, reconquistemos lo que nos pertenece a todos por igual, cuando tengamos el derecho a vivir dignamente  dentro de lo común!

Quizás el socialismo no sea la salida a todos los problemas humanos, pero sí es la base para la solución de la mayoría de ellos. ¡Patria! si es socialista, ¡Paz! si es con justicia social e igualdad, ¡democracia! si es socialista, participativa y protagónica. El socialismo es la condición necesaria para darle valor a tantas entelequias sin sentido, a tanto discurso huero, con los cuales hoy estos sindicaleros de pacotilla intentan manipular a una inmensa masa mal educada.

Primero alcancemos nuestra independencia del capitalismo, cambiemos la lógica del capital y lo demás vendrá por añadidura.

¡PATRIA SOCIALISTA O NADA!!!



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Marcos Luna

Dibujante, ex militante de izquierda, ahora chavista

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