La prensa de los EEUU en bancarrota

Frente a la noticia expresada por TELESUR, con referencia a la situación de Bancarrota decretada por reconocidos periódicos de los EEUU, tales como el New York Times, Washington Post, Herald Tribune, Chicago Tribune, entre otros. Como curiosos de la crisis recesiva actual nos preguntamos sobre las causas y condiciones en las cuales estos hechos ocurren.

Observemos que el llamado efecto dominó, impulsado por las grandes crisis financieras de la década de los años noventa, se entiende si definimos un centro o fuente de suministro de capitales y una periferia receptora de capitales, así cuando el flujo se invierte en dirección ( periferia - centro ) estamos en presencia de una descapitalización, mientras que cuando la movilización del capital financiero se efectúa a manera de instrumentos de deuda o créditos bancarios se origina la crisis bancaria o bancarrota.

Un buen ejercicio de reflexión que nos conduce a expresar las capacidades estructurales del imperio en la línea comunicacional de esta guerra de cuarta generación es apreciar la investigación efectuada por Gustavo Remedi (“Sinopsis del Oligopolio Global”, Internet) y algunas universidades independientes de los EEUU con referencia a la comunicación mundial, latinoamericanos y venezolanos, así como las empresas culturales y la informática organizadas en el planeta tierra.

“En total, apenas una docena de corporaciones (en su mayoría estadounidenses) se reparten la parte del león de la cultura de masas global: General Electric, ATT-Liberty Media, Disney, Time-Warner, Viacom, News Corporation, TCI, DreamWorks SKG (de Spielberg), Sony (Japón), Seagram (Canadá), Bertelsmann AG (Alemania), Pearson PLC (Gran Bretaña), Philips (Holanda). La televisión norteamericana, por ejemplo, está en manos de seis compañías: las tres supercadenas: Disney-ABC, CBS- Westinghouse y General Electric-NBC, más la cadena FOX (News Corporation), Time-Warner-Turner-AOL (CNN/HBO) y Viacom (MTV/UPN). La distribución de la TV por cable y satelital (TV directa) también es oligopólica: ATT, Time Warner, TCI y Paragon se reparten el sector de la TV cable (monopólico desde el punto de vista del consumidor).

En la esfera del cine también un pequeño puñado de corporaciones (prácticamente las mismas) controlan la producción (los estudios) y la distribución cinematográfica mundial: Disney-Capital Cities, Paramount (Viacom), Columbia-TriStar (Sony), MGM (Turner)-Warner Bros. (Time-Warner), MCA-Universal (Matsushita). La cadena Blockbuster hegemoniza la venta y alquiler de videos a escala nacional (continental). La industria discográfica está dominada por the Big Six: Time Warner (Columbia, WEA, Sam Woody), Sony (CBS), Bertelsmann (RCA, BMG), Philips (PolyGram, Decca, Deutsche Grammophon), Seagram (MCA-Universal) y Capitol-EMI.

En el terreno de la industria editorial, aparte de algunas prensas universitarias, ya quedan muy pocas editoriales independientes (Norton, Hughton Mifflin, Grove, Beacon), y menos aún, revistas independientes (como The Nation). El sector de la revistas y libros está, en su gran mayoría, controlado por apenas ocho grandes grupos: Hearst, Time Warner, News Corporation (Harper Collins), Pearson (Viking, Penguin), Bertelsmann AG (Bantam, Doubleday, Anchor), Viacom (Simon & Schuster), Advance (Random House, Pantheon, Vintage, Alfred Knopf), Holztbrinck (Farrar, Straus & Giroux, St. Martin’s Press). Salvo contadas excepciones los nombres son siempre los mismos. La distribución la controla el “duopolio” Ingram y Baker & Taylor. La venta de libros está ampliamente dominada por tan sólo dos grandes súper-cadenas de librerías: Barnes & Noble y Borders, que han desplazado a los dos grandes de los 80 (B. Dalton y Walden Books).

Si bien su influencia global directa es menor, en el campo de la prensa escrita reinan las cadenas Gannett-Multimedia (USA Today), Knight-Ridder, Times Mirror, Advance, Tribune y Hearst, responsables de cientos de revistas y diarios de las principales ciudades (Los Angeles, Chicago, Miami, Houston, Filadelfia). Junto con la empresa New York Times (que publica el New York Times y el Boston Globe), el Washington Post (parcialmente de Capital Cities) y el Wall Street Journal (la publicación del Dow Jones), estos ocho grupos conforman el grueso del campo de la industria periodística estadounidense. De unas pocas agencias de noticias estadounidenses y europeas (AP, UPI, AFP, REUTER, EFE, ANSA) proviene, a su vez, la parte principal de “la información” (¿o el «info-entretenimiento»?) que circula por el mundo.

Unos pocos zares -Michael Eisner (Disney), Nebuyuki Idei (Sony), Jack Welch (General Electric), Michael Armstrong (ATT), John Malone (Liberty, ex TCI), Rupert Murdoch (News Corp/Fox) Edgar Bronfman (Seagram), Gerald Levin (Time Warner), Sumner Redstone (Viacom), Thomas Middelhoff (Bartelsmann), Ted Turner, Steven Spielberg- inciden en forma desproporcionada en cómo la población mundial piensa, siente, imagina, sueña y participa de la civilización actual”.

La capacidad de estas corporaciones de la comunicación, la cultura, la informática y la telemática se expresa en la resolución de la Federal Comunicación Comisión de fecha 04/06/2004, según la cual se permite el crecimiento de las mega corporaciones mediante fusiones y con ello se convierten en híper empresas, actores de la mundialización financiera.

Dentro de la comprensión de la guerra de cuarta generación un elemento importante de análisis es considerar la construcción de realidades mediáticas y comunicacionales centradas en la interrelación extraterritorialidad – sociedad mesiánica, de ella se desprenden las imágenes valorativas referida a lo que constituye la base de crecimiento de la sociedad nacional estadounidense y los elementos sobre los que se asienta la modernidad científica – tecnológica. Recordemos que las primeras expresiones del crecimiento y rol ideológico de la comunicación a una magnitud planetaria surgen con los señalamientos englobados dentro de la categoría de análisis Aldea Global, Sociedad de la Comunicación o Sociedad Informática. La dinámica de monopolios impuestas desde el G7 construye el camino sociedad informática – sociedad de control – Sociedad del conocimiento

Nuestra sociedad de control, a manera de un producto final, conduce al control y regulación de las redes mediante el refuerzo de la propiedad intelectual y la construcción del Software visto como el elemento mercado de un control silente y monopólico del conocimiento. Un ejemplo del como operan estas redes transnacionales, es citado por Beatriz Busenche “Los Tentáculos Informáticos del Imperio” Question. Noviembre/2004, referido al montaje de las redes de comunicación en el Foro Social de Porto Alegre, Brasil, por intermedio de la empresa brasilera RITS.

“RITS, tal como menciona su sitio en Internet está financiada por IBM y Fundación FORD, recibe fondos de la fundación Kellog, INFODEV (Programa de información para el desarrollo del Banco Mundial), la Interamerican Fundation y la Open Text Corporation (una corporación de software privada)”, la autora establece que RITZ es parte de la red global APC (Asociación para el Programa de la Comunicación). Por ser considerada una expresión de la sociedad civil global, APC es financiada por un conjunto de fundaciones privadas del mundo de las finanzas, la informática, la comunicación y el Banco Mundial”.

Además del ejemplo reseñado del Foro Social de Porto Alegre llama la atención los señalamientos en torno a las diferentes presiones sobre los gobiernos para “Armonizar las legislaciones” lo cual puede ser comparado a lo expresado en su tiempo en torno a la desregulación financiera y laboral, la apertura de los mercados y la privatización del bien público, además de ello se impone el espectro de leyes estadounidense impuesto a manera de un patrón valorativo.



Al igual que la importancia establecida desde la propiedad de los medios, compañías de comunicación y cultura y las redes de informática y telemática, ha sido importante reseñar como el avance del neoliberalismo en el continente con su expresión de desregulación de los mercados nacionales y el auge en la construcción de la sociedad de la comunicación y la información dentro de un contexto de sociedades de mercado nos introduce en la década de los años 90, cuando se afianzó la tendencia a la concentración, la formación de grupos multimedios y la participación en el negocio de los medios y en general en el sector de las comunicaciones de capitales foráneos al continente latinoamericano. Los nombres más citados han sido: Telefónica Internacional, el Grupo Hicks, Recoletos (y el Grupo Pearson), Prime (de Australia), Cisneros (de Venezuela) con todas sus interrelaciones con las transnacionales estadounidenses de la comunicación, Globo (de Brasil), Televisa (de México), la News Corp. (de Rupert Murdoch), y Goldman Sachs. Esta participación de capitales extranjeros a veces se concreta en la compra de medios locales por país y en otros casos en negocios en los que grupos locales cruzan acciones con otros del exterior mediante las fusiones o adquisiciones.

En Venezuela los medios de comunicación alineados con el imperio contabilizados son: 09 canales de televisión en la ciudad de Caracas más las emisoras regionales (TRT, TAM, OMC, TELE CARIBE, etc.), 92 emisoras de radio, 09 medios escritos de alcance nacional más la prensa de circulación regional. A esto hay que agregar la influencia directa de las directrices en Sermones dada por el clero todos los domingos del año. Así como la organización de grupos católicos (CARITAS, Soldados de Dios, etcétera) de accionar directa en la comunidad.

Observamos como en el contexto mostrado la prensa escrita forma parte de grandes oligopolios unidos al mundo financiero y de inversiones de capitales, todos ellos mantenidos en su desarrollo sobre la base del crédito bancario. Por otro lado la prensa escrita viene sufriendo desde las últimas dos décadas del siglo XX de una disminución del tiraje certificado unido ello al desplazamiento producido desde el año 2000 por la prensa digital presente en INTERNET. Pensamos que la declaración de bancarrota, aunque parte de un proceso de crisis visto en el tiempo, constituye una expresión de la disminución del consumo en la población de EEUU y el no crédito desarrollado desde la quiebra de entidades financieras en la presente crisis.

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Freddy Mudarra / Cristina Michelena


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