Le he oído a muchos políticos de derecha en Venezuela, sus loas a Chile por tener un modelo de economía, que les luce a ellos, como pujante. No hay duda. Chile, desde Pinochet vive en pujante y punzante crecimiento económico. Pujante no por el tipo de "prosperidad" selectiva que produce. Pujante, porque las mayoría de los chilenos deben pujar (y muy duro) todos los días para llevar sus vidas.
Punzante, porque después de pujar tan duro para medio llevar su vida; el chileno queda puyado por esa esplendorosa libertad, que le niega a los chilenos derechos fundamentales. Es un crecimiento y un "desarrollo", tipo puñalada, de esas que suelen calificarse de "punzo penetrante".
El chileno puede abandonar el derecho a estar en una universidad, pero limitarle la posibilidad de montarse en el metro, le come la vida. El metro es más que la privatización de la educación, porque el el metro, es la manera que tiene el pueblo chileno de llevar sobre sus hombros al Pinochet que heredaron y que Verónica Michelle Bachelet cargó con tanto orgullo. El metro es la herramienta que le queda al chileno para amortiguar las consecuencias de su pujante y punzante crecimiento económico.
El alza en 0,042 dólares del pasaje del metro destapó la olla y este destape, nos permitió conocer mejor a este potente líder democrático, que es Piñera. Este "demócrata" sin limites, fue muy preciso en sus opiniones sobre las protestas. Dijo y con eso dijo todo: "Estamos en guerra contra un enemigo poderoso que está dispuesto a utilizar la violencia sin ningún límite" https://www.jornada.com.mx/2019/10/21/mundo/030n1mun
El enemigo de Piñera y de su modelo son los chilenos que se han calado desde Pinochet la privatización de la educación y la salud. Se han calado esa privatización, pero no se calaran una mayor privatización del metro.
Piñera habló mucho, cuando se le entiende fácil. La vida de los que están en la protesta le fastidia tanto a Piñera, que los califica de "enemigo poderoso". El pueblo es enemigo de Piñera. Lo dijo Piñera: "A veces he hablado duro, lo hago porque me indigna ver el daño y el dolor que esta violencia provoca". A Piñera le duele que los chilenos protesten, no le duele y no es violencia, negarle la vida o el derecho a la educación y a la salud.
