Los potes de humo de Pascualina y su inconsistencia como científica

Yo Chucha, cuando me avisan que Pascualuna Curcio tiene un artículo guindado en algún portal, comienzo a sentir una comezón, justo en la parte más amarilla de mi cabecita.

En cuanto puedo, me voy con mi iphone a la mata de pan del año, que Ñango tiene en su conuco y leo, una y otra vez, para captar lo que Pascualina nos quiere decir. Hasta que no se me quita la comezón, estoy en ese trajín. Al sentir, que la comezón pasa de fuerte a leve, es señal, que ya entiendo, no el texto, sino la razón (motivo) que Pascualina puedo tener para irse tan lejos a verle la desfachatez (por ejemplo) al capitalismo. A veces observo, que Pascualina nos lanza potes de humo con su humareda y deja colar un déficit de rigurosidad científica.

Recientemente, nos mostró su intención de decirnos, lo que muchos creo que sabemos. Descubrió parcial e interesadamente, la desfachatez del capitalismo.
El capitalismo de todo hace una mercancía. Sabemos que unos de los grandes negocios del capitalismo son las guerras reales y probables. Si hay guerras es buen tiempo y si no las hay; el capitalismo las inventa o induce a los países a que se las imaginen y en cualquiera de las situaciones, el negocio es redondo. No es esta una idea inventada por el capitalismo. Creo que ha sido una muy buena copia.

Destruir alimentos, es también un negocio. Si hay alimentos que otros puedan utilizar o comprar más económicamente, eso es un riesgo para el capitalismo y entonces, es mejor negocio destruir esta comida que regalarla o venderla más barata. La desfachatez del capitalismo es visible en cualquier punto o país.

En un reciente e interesante artículo, Pascualina Cursio se va a los EEUU, Unión Europea y Reino Unido para mostrarnos la desfachatez del capitalismo con la vacuna covid. Interesante y muy buen ejemplo para verle el rostro al capitalismo. Lastima que el agudo juicio de Pascualina, no le haya permitido encontrar un asunto o tema más tropical para mostrarlo como buen ejemplo de la desfachatez del capitalismo. En Venezuela pueden encontrarse también un par de ejemplos muy buenos, que permiten verle esa cara al capitalismo. https://m.aporrea.org/actualidad/a300877.html

Más recientemente, la amiga Pascualina con esa agudeza, que le permite ver la paja en el ojo ajeno, se propuso analizar el monumento de verdad, que es la doble moral de EEUU. Tal vez, por falta de conocimiento, desaprovecho la oportunidad de darnos una docena de ejemplos nacionales.
Y

o Chucha, aquí como hablando sola en las ramas de esta mata de pan del año, voy a permitirme señalar, la pajita, que Pascualuna ve en otro ojo.

"No conformes con violar los derechos humanos de su propia población, los gobiernos de Estados Unidos, mediante medidas coercitivas, pero también con otras acciones económicas, psicológicas y políticas enmarcadas en las guerras no convencionales, también vulneran los de todos aquellos pueblos que no se alinean a sus intereses al punto de incurrir en crímenes de lesa humanidad". No deja de ser esto UNA GRAN VERDAD, como verdad es también, que en nuestro caso se han violado los derechos a nuestros pueblitos y muy particularmente a los pueblos indígenas y uno los oye hablar, con "emoción" de los pueblos indígenas. Seguramente, Pascualina es obrerista y ni cuenta se ha dado de la violacion de los derechos laborales en Venezuela. https://m.aporrea.org/tiburon/a301166.html

En este pote de humo, Pascualina vio la pajita de la desigualdad y la pobreza tan lejos y la viga aquí. Dice Pascualina:

"La desigualdad y por lo tanto la pobreza y el hambre en Estados Unidos aumentaron en 2020. Más de 50 millones de personas, es decir, el 17% de la población sufrió de inseguridad alimentaria en 2020, es decir, no tenía qué comer, de ellos 1 de cada 4 niños (Feeding América). Recordemos que, en 2019, según la Oficina de Censos, 40 millones de estadounidenses vivían en condición de pobreza y más de medio millón carecía de refugio permanente". Debe ser, que el apagón en el INE y una agudeza tan fina, no le permite ver este fenómeno, que dramáticamente nos consume. Hasta la cooptación revolucionaria nos prohíbe ser iguales y Pascualina con su agudeza ni cuenta se da.

No se fija Pascuañina como en esta revolucion feminista, la mujer es objeto de violencia y hemos venido conociendo las consecuencias de esta violencia, pero la amiga ve la pajita en el otro ojo. No capta Pascualina, por su muy estrecho e interesado concepto de violencia, que prohibirle a muchos venezolanos su derecho a expresarse y escoger, es también un acto de violencia.

Veamos, esta humareda que lanzó Curcio en este pote humo. Pascualina hace apenas un par de día, escribió:
"Ni siquiera el derecho a la educación ha sido garantizado. El acceso a internet es fundamental para la prosecución educativa en pandemia. No obstante, en el país con el supuesto mayor avance tecnológico del mundo (después de China) 17 millones de niños viven en hogares sin conexión a internet y más de 7 millones no tienen computadora (según el censo de 2018)"

El país de las canaimitas hay un cantv que le cuesta mucho prestar el servicio de internet y cuando lo logra, internet parece un arbolito de navidad. La escuela que está cerca del rancho de Ñango, las madres deben llevar el cuaderno a la maestra porque el servicio de internet es casi un salario "digno", las familias (por la desigualdad) no tienen equipo de computación o simplemente no hay internet.

Ya para finalizar (¡por fin!) Pascualina se hace esta pregunta, que es muy fácil de responder: ¿Nos hemos preguntado por qué EEUU no obedece las decisiones tomadas por la evidente y abrumadora mayoría de los países miembros de la ONU?

No le pasó por la mente a la amiga Pascualina, que la OIT le recomendó a Venezuela no seguir violando los derechos laborales, pero el socialista y obrerista Piñate, sostuvo que esta recomendación era un acto hostil al gobierno.

Ya para terminar, voy, con el debido respeto, hacerle llegar una recomendación a la amiga Pascualina. Si por casualidad lee algo de poesía, lea un poquito más. Si no lee poesía, hágalo muy pronto. Se me antoja Pascualina, que por su muy estrecho concepto sobre la violencia, debe leer (o volver a leer) a Pierre Bourdieu.



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Amaranta Rojas


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