El gran tema en Venezuela es la devaluación constante del Bolívar y el aumento indetenible del dólar como referente monetario, pautado en un valor de 60Bs, para el mes de diciembre de 2023. Está situación afecta directamente a los asalariados.
De manera increíble, impensable, nuestro país cayó en una sistemática crisis desde los primeros años del mandato de Chávez, pero en 2013 se profundizó de tal manera la parálisis productiva, que las denominadas sanciones contra la nación Venezolana desde el año 2017 agravaron la hecatombe económica y se puso en evidencia la debilidad gerencial, profesional y la corrupción en el manejo de la industria petrolera.
En la actualidad el gobierno habla de elevar el Producto Interno Bruto(PIB), pero de acuerdo a las recomendaciones de expertos en el área económica, para ello es necesario una gran inversión, generar confianza para atraer capitales y tener recursos humanos con la preparación adecuada y un sistema educativo de calidad para formar a los profesionales que puedan afrontar el reto de la reactivación de la producción y el desarrollo del país y eso no se logra de un día para otro.
¿Es posible lograr fortalecer la moneda Venezolana?
Esa respuesta la tiene en sus manos el Estado y su modelo productivo. Todo está relacionado con la confianza que genere una política interna del gobierno. Ciertamente, en Venezuela no hay una línea económica estable para aumentar los indicadores económicos, el ejecutivo nacional habla de encender motores productivos todos los años, pero parece que nunca arrancan. Los ciudadanos Venezolanos hemos perdido el poder adquisitivo desde hace mucho tiempo y estamos cansados de tanta verborrea inútil y mentirosa. Los acuerdos con China fueron anunciados con mucha estridencia, pero la falta de credibilidad por las decepciones ante tantos planes, proyectos y acuerdos anteriores incumplidos, no generan optimismo. Parece que es más de lo mismo.
