En tres palabras

¡Con cabeza propia! (I)

"En 1982, el patólogo John Robin Warren (Adelaida, Australia, 1937) descubrió junto al médico Barry Marshall que la bacteria Helicobacter pylori presente en el estómago causaba la úlcera. Por ello ganaron el Premio Nobel de Medicina de 2005, cuando este australiano ya estaba retirado de la investigación…Inicialmente, su descubrimiento se enfrentó al rechazo de la comunidad científica, que creía que esta patología provenía de causas psicosomáticas y descartaba que en el estómago pudiera sobrevivir una bacteria debido al ácido. "No hay una verdad absoluta. Hay más teorías que verdades, no creo que un buen científico sepa lo que es la verdad", explica sobre el cambio de los axiomas en la investigación."

Alfonzo Simón Ruiz. "Las verdades científicas cambian con el tiempo" Entrevista a John Robin Warren, Premio Nobel de Medicina. 19/03/2014

ES MOMENTO DE PENSAR CON CABEZA PROPIA

Tengo muchísimos años tratando de pensar con cabeza propia. Aún no he podido lograrlo. Totalmente. No me ha sido fácil. Es complicado impedir la influencia de las tradiciones culturales, la idiosincrasia, los valores y tantas normas y limitaciones impuestas. Por otro lado: el qué dirán, la familia, la escuela, los amigos, la Tv, los libros de tantos autores que hemos leído y que nos impiden pensar por nosotr@s mism@s. Las modas de teorías explicativas existentes y, supongo que ahora – sobre todo, en los niños y en la juventud – es difícil escapar a la influencia de las llamadas redes sociales y menos a las afinadas herramientas de la batalla mental y la manipulación social. Incluyendo, por supuesto, la parapsicología y la psicomollejación. E incluso los mensajes del "más allá" de l@s reencarnad@s. Especialmente, eso que ahora suelen llamar: no sé qué cosa de no sé cuanta generación. En fin, aquellos (terrestres, intraterrestres o extraterrestres) que nos hacen creer (visual, auditiva, gustativa, kenestésica o mentalmente) como verdad, lo que no es cierto ¿Me explico? Terminamos aceptando, como realidad o certeza incuestionable, lo que es una farsa. Una mentira. Una falacia. Aquello que, muchas veces, algun@s comunicadores estrellas logran a través de las técnicas de publicidad y propaganda.

A pesar de mi rebeldía e irreverencia contestataria. No me ha sido fácil desmontar, de mi estructura mental, las opiniones ajenas. Tener un pensamiento propio. Y poder así: pensar con MI PROPIA CABEZA. Al menos, en la lengua creo dominar. Ni en maracucho lo he logrado. Hasta las palabras y el lenguaje nos condicionan. Como aseguran en Dianética. El lenguaje y los engramas han hecho de las suyas. Y debemos limpiarlos de nuestros pensamientos. De nuestra mente. De las dendritas y sinapsis que regulan nuestro cerebro. E incluso, debemos limpiar las millones de células que están en nuestro organismo con información inteligenciada pero, probablemente, equivocada. Actuando como organismos inteligentes que aprenden de los instantes llamados nona-segundos. En fin, lo deben saber los lingüistas y psicolingüistas. Como también los Consteladores Familiares que conocen los movimientos del Alma y del Espíritu.

Y que conste: no es que comencé hace unos años atrás. No. Lo vengo intentando desde muy niño. Cuando era muy preguntón y respondón. Según me contaron mis padres y abuelas. Eran aquellos tiempos en los que me escapaba de la Escuela y me encerraba en mi mundo. Donde la propiedad privada dominaba de lejos a la propiedad pública. Donde el interés individual superaba con creces al interés colectivo. Donde no entraba nadie sin mi autorización. Salvo el trinar de pajarillos o el ruido inescrutable de un machorrito. Allí, en esos instantes, era supremamente libre. Íngrimo con mis pensamientos. Tiempos en los que jugaba, en soledad, con aquellas figuras de caballos, indios y vaqueros, que movía con mis manitas como si fueran piezas de un ajedrez en las que el Rey nunca le dio jaque mate a la Reina. El tablero, en aquellos tiempos, eran suaves y resplandecientes arenas de un desierto que construía en mi imaginación. Tiempos en los que dudaba de la certeza de la realidad de mis recuerdos y disfrutaba del momento que vivía. Como, también, acariciaba la incertidumbre de un futuro que se ha hecho presente y no es como lo había imaginado. No es ni mejor ni peor. Distinto.

En "Francisco de Miranda" – Colegio y Liceo donde estudié en Maracaibo – traté siempre de hacer alarde de mi pensamiento independiente. Autónomo, Emancipado. Libre. Soberano. Algunas maestras y profesores, fruncían el ceño o el entrecejo, cuando les sorprendía con alguna extraña pregunta o una inentendible e inesperada respuesta. Señal de que no estaban muy conformes con nuestra "creativas e imaginativas" preguntas y, menos, con nuestras sorpresivas y anormales respuestas. "Dos más dos son cuatro". Decían. "Dos moléculas de Hidrógeno y una de Oxigeno forman el agua. Fuerza es igual a masa por aceleración: Lo descubrió Newton". Aseguraban. "La regla gramatical de la oración es: sujeto, verbo y predicado". "Si no escribe así usted está raspa´o. Aquí quienes sabemos somos nosotr@s". Expresaban con sus gestos de seguridad incuestionable. "Usted es un estudiante. Un alumno". Es más: un eunuco, pues. "Usted vino a aprender y nosotros a enseñarle. Aquí aún no ha llegado ese concepto futurista que usted nos plantea, como algo del porvenir, como si se tratara de un profeta verneano: "diálogo de saberes". Eso no existe. Abra su cerebro que ya se lo vamos a llenar de datos, información, conocimientos y sabiduría. Exclamaban con reciedumbre. No es necesario que usted, tan pequeñito, piense. Nosotr@s hemos pensado por usted y, además, usted no necesita pensar. Porque "cogito ergo sum". Y aquí l@s únic@s que existen somos nosotr@s y los libros que siempre. Óigase bien. Siempre…dicen y tienen la verdad en sus entrañas. Y por eso usted debe leer, leer y leer". Y lei, leí y sigo leyendo. Debemos, por tanto, guardar culto a los libros y ¿Quién sabe? más adelante a las tecnologías que surjan para archivar el conocimiento (Diskettes, CD, pendrives, nubes, internet y hasta Wikipedia o las que viene en camino). Ahora comprendo al filósofo Arthur Schopenhauer, quien aseguraba que: "leer es equivalente a pensar con la cabeza de otra persona en lugar de con la propia". Pienso que tiene, en buena medida, mucha razón. "El conocimiento es uno solo. Como uno solo es nuestro Dios". Repetían nuestras maestras y profesores. "No invente. Siéntese". "Cuando sea un viejito y esté por despedirse. Podrá pensar por sí mismo. Si lo desea. Si quiere póngase a inventar cuando esté bien madurito como el maestro de El Libertador Bolívar: Simón Rodríguez. Samuel Robinson. Quien decía que nuestros pueblos y nuestros gobiernos debían ser originales. Y mire que han pasado años (hoy, más de 200 años) y nada que lo logramos". Reclamaban. "La verdad no es un sueño. Es una realidad constante y sonante. Espere vivir la vida". Nos sugerían. "Si cuando viva la viva aún está inconforme o merodean esas "ideas locas" en su cabecita, entonces atrévase a pensar con CABEZA PROPIA". "Por hora, sus padres, las maestras, los profesores y los libros, son los únicos que tienen la verdad en sus manos. No se ponga a inventar. Para que sea un buen estudiante". Y así lo hice. Obediente. Respondí lo que ell@s decían. Diecinueves (19) y veintes (20) saqué varias veces. Hasta que llegué a LUZ, Comencé a rebelarme. Me rasparon. Por primera vez. Termodinámica. Bajé mi promedio de notas, ¿Por qué? Limitaciones económicas. Dificultad para entender al profesor. Aunque…la principal razón: Fue que la sustituí por el amor de Margarita. Caminar con ella, tomados de las manos, por 5de Julio. Escuchar sus canciones estremecedoras. Su bella y melodiosa voz. Leer sus palabras tan bonitas y sentidas. Oler el perfume de su cabello. Rozar su piel suavecita. Besarla con ansiedad y dejarla en la esquina. Cerca de su casa. Para que no descubrieran nuestro amor sincero y clandestino. Fue un magnifico aprendizaje. Que ni la segunda Ley de la Termodinámica me enseñaría.

Lo reconozco: en esa época no había aprendido Corintios 13:8.13

"8El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará. 9 Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos; 10 más cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará. 11 Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; mas cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño. 12 Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido. 13 Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor."

El AMOR, es la fuerza que nos ayuda a PENSAR CON CABEZA PROPIA. Vale repetir: con nuestra propia cabeza. Nuestro propio pensamiento. Con nuestra mente. Nuestra alma. Nuestro espíritu. Nuestro propio corazón.

¿Qué es la verdad? ¿Cuál es la verdad verdadera? ¿Socialismo o capitalismo? ¿Gobierno u oposición? ¿Justicia o injusticia? ¿Verdades o mentiras?

Las responderemos en el próximo artículo.



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Hugo Moyer Agostini

Ing. Químico (1975). Postgraduado en Macroeconomía, Planificación y Creatividad Aplicada Total. Profesor Titular jubilado de LUZ (1997). Presidente Honorario de la Escuela Latinoamericana y Caribeña de Ciencias y Técnicas de Gobierno (ESCOLAG). Ha sido el primer Director del Instituto Zuliano de Estudios Políticos, Económicos y Sociales (IZEPES) y del Centro Latinoamericano de Altos Estudios de Gobierno (CELAEG) Ha sido asesor de Rectores de varias universidades, Alcaldes y Gobernadores, así como de la Presidencia de PDVSA y PEQUIVEN. Vive para la POLÏTICA y se resiste a vivir de la política.

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