El poeta José Antonio Maitín debe inmortalizarse en Choroní

El pasado 4 de agosto de 2020 se cumplieron los 146 años de la muerte del gran poeta carabobeño José Antonio Maitín. Había nacido en Puerto Cabello el 21 de octubre de 1804. Fue hijo de José Ignacio Maitín y Ana María San Juan. Testigo de nuestras luchas políticas y armadas durante la gesta de independencia de la patria y del continente, dedicará a El Libertador su texto intitulado Homenaje a Bolívar, el cual escribe en la hacienda familiar "El Parnaso", ubicada en la actual parroquia Choroní-Puerto Colombia, del municipio Girardot del estado Aragua, lugar donde moriría el 4 de agosto de 1874. Para ese entonces, cuentan los cronistas que este reputado vellorio tenía cerca de cinco mil habitantes, y la natura premiaba con la paz y el río homónimo las bondades edénicas de este preciado paraíso caribeño.

Por esos avatares de la guerra y la lucha política, conoce en la temprana edad el exilio, puesto que su familia había sido condenada al fusilamiento por parte de las huestes de Monteverde en Falcón; resultando milagrosamente salvados de capilla por el regente José María Heredia, quien argumentó reconocimiento y respeto para aquella buena familia.

Esta circunstancia lleva al poeta Maitín a Curazao y Cuba, y más tarde, en ardides de otro tipo, se llega hasta Londres, allá en la lejana Europa. Pero su viaje más trágico y determinante fue el viaje interior, que le hizo conocer dolores y melancolías, tristezas y pesares de la muerte.

La pérdida de su esposa Luisa Antonia Sosa de Maitín, con quien compartiera la cálida morada junto al río y las bondades de la natura aragüeña, le sustraen al más hondo dolor interior. Surge de esta terrible batalla de la muerte, su elegía amatoria Canto Fúnebre, publicado en 1851.

La estrofa sexta de esa obra revela en estos versos la indeseada soledad de la aflicción: "Vuelvo a la casa... ¡Oh Dios...!, en este asilo/ me consterna y me aflige cuanto veo./ Las sillas aquí están aún sin arreglo,/ los libros y los muebles empolvados...,/ ¿quién osará tocar estos objetos/ hace poco por ella manoseados?".

Por ese tono y esa voz interior que eleva el canto a cumbres de sensibles resonancias, el poeta José Antonio Maitín es considerado fundador del movimiento del romanticismo lírico en Venezuela, como lo argumenta en su artículo el estudioso Lubio Cardozo en su trabajo "El romanticismo en la poesía lírica venezolana del siglo diecinueve", correspondiente a su libro de 1992 La poesía lírica venezolana en el siglo diecinueve, que editara en la ciudad de Mérida, Universidad de los Andes. Otros autores, como los poetas Luis Pastori y José Antonio Escalona-Escalona, además de Horacio Biord Castillo, Santiago González Guinán, Isaac J. Pardo y Egly Colina Marían, se han ocupan del nombre y el legado histórico del poeta José Antonio Maitín.

Los restos humanos del notable intelectual, de aquel hombre de hondas huellas, deben estar dispersos en algún lugar del pequeño cementerio de Choroní., después que el mismo pueblo impidiera que sus huesos fueran lanzados al río Choroní. Tengo entendido que no hay certeza de su tumba, desde que sus huesos fueran sacados de la iglesia parroquial hace seis años y se introdujeran en una simple caja para depositarlos en el camposanto local.

Sin embargo, a pesar de algunas pesquisas no ha podido precisar su tumba. Merece, pues, el culto poeta venezolano, a quien el Libertador Simón Bolívar designara secretario de don Andrés Bello ante la Delegación Diplomática en Inglaterra, debido a su perfecto dominio del idioma inglés; una lápida digna, un mausoleo o una losa identificatoria que lo rescate del olvido y la ignominia. Hoy esa Delegación diplomática equivale a una embajada.

En aquellas tierras inglesas tiene José Antonio Maitín sus primeros contactos con el movimiento del romanticismo europeo, y conoce y lee las obras de Byron y Lamartine. En tal sentido, el gabinete de cultura del estado Aragua, la alcaldía local y todas las organizaciones culturales de esta hermosa región deben abocarse a rescatar la memoria de su grande referencia humanística; y realizarle un trabajo que identifique, de manera digna, sus restos. Así mismo, la que fue su casa, debe convertirse en una biblioteca pública, en una casa para la poesía y el encuentro creador; acción que además de generar tres o cuatro empleos directos, fomentaría la lectura y la cercanía con el libro en esta populosa comunidad.

Choroní ganaría un espacio para leer y para encontrarse, para crear y recrearse. Sabemos de buena fuente que el gobierno nacional ha destinado recursos económicos recientes para el municipio Girardot, y que resulta factible realizar esta encomiable tarea. Autor de otras dos obras poéticas, Horas de martirio (1847) y Tristezas del alma (1845), existe además una edición de sus Obras poéticas, editada en Caracas por Almacén de José María Rojas en 1851; una edición de sus Obras poéticas realizada en Caracas en 1992 por la Editorial Monte Ávila con prólogo de Lubio Cardozo; y una improbable edición de sus Poesías completas, realizada por Pedro Díaz Seijas a través de la Academia Venezolana de la Lengua.

Como sea que haya sido, el nombre de José Antonio Maitín marcha en el tiempo como valiosa referencia de nuestra historia literaria al lado de Abigail Lozano, Jacinto Gutiérrez Coll (1835-1901) y Manuel Pimentel Coronel (1863-1905). Quede como símbolo de su gratitud por su terruño de vida y adioses, este fragmento suyo dedicado al Río Choroní, al que cantó como nadie, en su solitario divagar:

LAS ORILLAS DEL RÍO

Inquieto, transparente,

Ya dócil, ya bramando,

En su lecho de plata refulgente

Undoso el Choroní corre impaciente;

Y sus hondas regando,

Ya sus verdes orillas matizando.

¡Cuan diáfana retrata

Los techos de verdura

Y los pelasgos en su linfa grata!

Su blanca espuma se disuelve en plata

Y reluciente y pura

La arena en lo hundo cual cristal fulgura.

 



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José Pérez

Profesor Universitario. Investigador, poeta y narrador. Licenciado en Letras. Doctor en Filología Hispánica. Columnista de opinión y articulista de prensa desde 1983. Autor de los libros Cosmovisión del somari, Pájaro de mar por tiera, Como ojo de pez, En canto de Guanipa, Páginas de abordo, Fombona rugido de tigre, entre otros. Galardonado en 14 certámenes literarios.

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