Alquimia Política

Eco-ciudadanía y eco socialismo

En estos tiempos nuevos el acercamiento del hombre a la naturaleza se hace cada vez más una necesidad de Estado. El término eco-ciudadanía se refiere a la relación armónica del hombre con la naturaleza en sus espacios de habitabilidad (sea urbano o rural); y el término eco-socialismo, se basa en la relación armónica entre el hombre y la naturaleza que garantice el uso y aprovechamiento racional, óptimo y sostenible de los recursos naturales, respetando los procesos y ciclos de la naturaleza. Pero estos dos conceptos, que deberían dominar “esos más chavistas que Chávez”, y que no dan “una pa´l mingo”, están inmersos en el Plan Socialista 2013-1019; para su desenvolvimiento es necesario acercarse a los fundamentos teóricos que han dado forma al concepto de ciudadanía. Esa es la tarea de hoy en estas líneas.

Noam Chomsky (1928, lingüista, profesor y activista político de perfil anarquista, de origen estadounidense), en su investigación publicada en 1979 con el título de “The Washington connection and the third world fascism”, en colaboración con Edward S. Herman, expresaba que el modelo de desarrollo norteamericano“…aplicado por los socios es tan abiertamente explotador que ha exigido el terror y la amenaza del terror para asegurar la necesaria pasividad” (Washington y el fascismo en el tercer mundo, México, Editorial Siglo XXI). Y esta versión es confirmada veintidós años después, en el 2001, con el cambio de juego político que impulsó el gobierno de G. Bush j.r., tras el atentado a las torres gemelas de la ciudad de New York, como parte de las represalias del sector radical musulmán y que detonó las invasiones a Afganistán e Irak. El modelo de desarrollo fue adquiriendo un sentido estratégico, puesto que la única vía para imponer una hegemonía política y económica, al parecer, sigue siendo el miedo: el miedo a que los alemanes invadieran los espacios de interés económico de EE.UU. en Europa trajo consigo el detonante de la II Guerra Mundial; el miedo a que Afganistán fuera un mal ejemplo para los demás países árabes trajo consigo el ataque al Gobierno Taliban y con él a la euforia religiosa que se estaba esparciendo por los países de la región; y el miedo a perder la cuota de petróleo en el medio Oriente trajo consigo la invasión a Irak. Ese temor, hoy justificación de lo que en el pasado fue la Guerra Fría, ha invadido la toma de decisión política en el nuevo orden mundial, el cual se caracteriza por ser global, interactivo y hegemónico, puesto que se impone, hasta en la orbe comunista de China, el capitalismo de estado como premisa de bienestar, progreso, éxito.

Para Gilles Kepel (La Yihad. Expansión y declive del islamismo, Barcelona, España, Editorial Círculo de lectores, 2001), en un vasto estudio acerca del islamismo y las consecuencias de este en el nuevo orden mundial, detalló con claridad el sentido del terrorismo en el espectro del nuevo ordenamiento global, enfatizando que el daño causado por el modelo de desarrollo capitalista terminó de doblegar la conciencia de los líderes y por ello la reacción hostil y desenfrenada de quienes no contando con políticas de estado prosperas e igualitarias, tenían que ocupar la mente y el ánimo de sus conciudadanos con esquemas de inestabilidad y guerra. Esto lleva a la idea medular, o “causa primera”, en el argó de los filósofos, que moviliza o da sentido a las políticas de estado del y para el desarrollo. Es decir, el hombre, con su dimensión política y humana, la cual lo representa como ciudadano, membrecía de un Estado, arte y parte de la razón de ser de la sociedad contemporánea. Por esta razón para iniciar un análisis que involucre las teorías de desarrollo, su desenvolvimiento y sus nuevas tendencias, es necesario partir de una definición precisa y contextualizada, que no dé motivo a dudas, menos aún a divagaciones.

Las revoluciones políticas de finales del siglo XVIII, efectuaron un movimiento terminológico que aparentemente da reemplazo al término súbdito por el término ciudadano. Innegablemente este cambio en el discurso político está asociado a un punto de ruptura real en la historia de la institución de ciudadanía. Está asociado a la transición a un segundo y moderno modelo de ciudadanía. La discontinuidad revolucionaria sin embargo, no debe impedirnos ver una continuidad tal vez más profunda y fundamental en el desarrollo del concepto desde fines de la época medieval. El sujeto se volvió de nuevo ciudadano pero en un mundo de aparatos de estados crecientes y reforzados, que a través de sus técnicas específicas produjeron un ciudadano disciplinado. Esto último implica, según dice Roland Anrup y Vicente Oieni (2003), entender a la ciudadanía como un proceso de sujetivización y personificación que regula, enseña y forma al ciudadano. Nace en 1789 con la Revolución Francesa y su principal fundamento es reconocer como ciudadano francés a cualquiera persona a condición de que aprendiera la lengua y obedeciera las leyes francesas. La ciudadanía francesa desde entonces, ha aparecido como la representación del estado abierto, libre y tolerante el cual no tenía problemas en adoptar a los individuos que quisieran ser parte de él. Esta ciudadanía encuentra su fundamento en una idea central de la modernidad: aquella que concibe al hombre como un individuo que es libre e independiente y toma decisiones sobre su propio destino y con su voz contribuye políticamente al bienestar de la sociedad. En lo fundamental es esta imagen del ciudadano la que se ha convertido en un ingrediente importante para la fórmula a través de la cual, las sociedades occidentales se conciben a sí mismas. Al mismo tiempo, es evidente que esta idea presupone un ciudadano activo que apenas ha existido, y que si hubiera existido los estados probablemente lo hubieran considerado como un problema. Tampoco se ha realizado la idea de la ciudadanía abierta como la libertad de la que los individuos hacen uso para moverse libremente, residir donde quieran y allí gozar del estatus de ciudadano.



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Ramón E. Azócar A.

Doctor en Ciencias de la Educación/Politólogo/ Planificador. Docente Universitario, Conferencista y Asesor en Políticas Públicas y Planificación (Consejo Legislativo del Estado Portuguesa, Alcaldías de Guanare, Ospino y San Genaro de Boconoito).

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