Salud Mental Decolonial: ¿Es posible en un mundo y sociedades desiguales, injustas y excluyentes?

Ante tan actual, pertinente y dilemático interrogante respecto al mundo y sociedad donde nos corresponde convivir como género humano, la respuesta a flor de labios es NO, pero si nos tomamos un momento de reflexión e introspección, nos contactamos con la esperanza como utopía realizable y con los deseos permanentes como seres humanos de mejorar, superar y transformar realidades desiguales, injustas y excluyentes, para lograr el bien-estar como condición de vida, la respuesta sentipensada y razonada es SI, como sostienen la sabiduría popular, "…la esperanza es lo último que se pierde,…"

Ahora bien, cualquiera de las respuestas, requieren argumentación "científica", para evitar ser tidados de ignorantes, neófitos, empíricos o mentirosos, por tanto debemos argumentar la interrogante que nos hemos planteado sobre la Salud Mental Decolonial. Para ello, nuestros argumentos los sustentaremos en el Informe sobre la Salud Mental Mundial de la Organización Mundial de la Salud/Oficina Panamericana de la Salud (OMS/OPS, 2022) y en el Informe Oxfam (2023) titulado: "Desigualdad social, SA", más allá del prestigio o no prestigio, que tengan dichas instituciones responsables de los Informes identificados supra, luego de superada la Pandemia Covit 19, que dejó muchas críticas de actuación, tanto a Gobiernos y sus Sistemas Públicos de Salud, Instituciones Públicas, Organizaciones Supranacionales, Fundaciones y ONGs.

Desde nuestra perspectiva, el Informe de OMS/OPS (2022), da cuenta del impacto y las consecuencias que sobre la vida y la salud tienen las cartografías sociales globales de desigualdad, injusticia y exclusión sobre nuestros pueblos, que dicho informe no aclara suficientemente y tiene fragmentos donde se confunden consecuencias con causas, por su enfoque retórico multisectorial funcionalista y asistencialista, centrado en una Salud Pública tradicional, funcional al mercado y el capital y por tanto centrada en la "enfermología pública". El Informe Oxfom (2023), se refiere a la causalidad estructural de cartografías sociales diferentes entre el Norte Global y el Sur Global.

Entrando en materia, el Informe OMS/OPS (2022), sostiene: "Veinte años después que la OMS publicara el Informe sobre la Salud Mental en el mundo (2001), las recomendaciones formuladas en aquel momento siguen siendo válidas hoy. Nos preguntamos: ¿Falta de voluntad política de los gobiernos? ¿Escaso seguimiento y supervisión por parte de la OMS/OPS? ¿Plan y Programa propuesto, poco realista y con falta de pertinencia política y enfoque categorial conceptual? Lo cierto es que el informe sentencia: "No se puede seguir actuando como siempre en lo que respecta a la salud mental." Duro cuestionamiento a lo que puede ser una concepción de la salud mental apolítica, asocial, ahistórica, individualista y asistencialista nada más.

En dicho informe se enumeran una serie de propósitos a saber: a) Principios y elementos impulsores de la salud mental en el ámbito de la salud pública. La salud mental es de vital importancia para todas las personas, en todas partes; b) La salud mental en el mundo actual. Las necesidades en materia de salud mental son considerables, pero las respuestas son insuficientes e inadecuadas; c) Beneficios del cambio. El compromiso con la salud mental es una inversión hacia una vida y un futuro mejores para todas las personas; d) Bases para lograr el cambio. La transformación de la salud mental empieza por sentar las bases de sistemas y servicios de salud mental que funcionen bien; e) Promoción y prevención para el cambio en la salud mental. Transformar la salud mental significa reforzar la promoción y la prevención multisectoriales para todas las personas; f) Reestructuración y ampliación de la atención de salud para lograr un impacto. Transformar la salud mental significa reforzar la atención comunitaria para todas las personas que la necesitan; g) Profundizar en el compromiso, reconfigurar los entornos y fortalecer la atención para transformar la salud mental.

El Informe Oxfam (2023) las desigualdades en cifras: a) Desde el año 2020, y durante los primeros años de esta década, la riqueza conjunta de los cinco hombres más ricos del mundo se ha duplicado con creces. Durante el mismo período, la riqueza acumulada de cerca de 5000 millones de personas a nivel global se ha reducido; b) Si cada uno de los cinco hombres más ricos gastase un millón de dólares diarios, les llevaría 476 años agotar su riqueza conjunta; c) Siete de las 10 empresas más grandes del mundo tienen un director general milmillonario, o a un milmillonario como su principal accionista; d) En el ámbito mundial, los hombres poseen 105 billones de dólares más de riqueza que las mujeres: esta diferencia de riqueza equivale a más de cuatro veces el tamaño de la economía estadounidense; e) El 1 % más rico de la población mundial posee el 43 % de los activos financieros globales; f) El 1 % más rico de la población mundial genera tantas emisiones de carbono como los dos tercios más pobres de la humanidad; g) En Estados Unidos, la riqueza de una familia negra promedio representa solo el 15,8 % de la de una familia media blanca; h) En Brasil, en promedio, los ingresos de las personas blancas superan en más de un 70 % a los de las personas afrodescendientes; i) Únicamente el 0,4 % de las 1600 empresas más grandes e influyentes del mundo se comprometen públicamente a pagar a sus trabajadores y trabajadoras un salario digno y a abogar por el pago de salarios dignos en sus cadenas de valor; j) Un trabajador del sector sociosanitario, necesitaría 1200 años para ganar lo que un director general de una de las empresas de la lista Fortune 100, acumula en promedio en tan solo un año.

De las cifras de desigualdades del Informe Oxform (2023), se desprende que mientras se sigan ensanchando las brechas socioeconómicas y de producción entre el Norte global y el Sur global, crecerá aceleradamente la pobreza económica y social de los pueblos del Sur global, se desacelera el desarrollo y bienestar, se acorta lo bio, todas las formas de vida en el planeta, se acentúa la crisis climática que está extinguiendo la naturaleza y ubica en peligro la vida y la humanidad en el planeta a través de lo que Rafael Bautista (2024) ha denominado la Geopolítica del Anticristo y la acumulación, no solo por despojo, sino también la acumulación por deuda económica, de manera tal que, se hace cuesta arriba la esperanza utópica de una Salud Mental Decolonial.

Para finalizar este primer artículo de una serie de varios sobre esta compleja temática en las próximas semanas, tomando la afirmación del Informe sobre Salud Mental Mundial OMS/OPS (2022) "No se puede seguir actuando como siempre en lo que respecta a la salud mental", y el concepto de salud mental del Informe: "Estado de bienestar mental que permite a las personas afrontar las tensiones de la vida, desarrollar todo su potencial, aprender y trabajar de forma productiva, fructífera y contribuir a su comunidad", mirada tradicional, singular, asistencial y centrada en la "enfermologia pública", a pesar que sostenga que la salud mental es más, que la ausencia de un trastorno mental.

Desde el 2004, venimos investigando y proponiendo la construcción de un constructo categorial y conceptual de la Salud Mental Decolonial. Partiendo de la premisa originaria que los pueblos de Abya Yala, como denominaban los pueblos kunas, a lo que hoy denominamos decolonialmente Nuestramérica, a la llegada de Colón a estas tierras, que no fueron descubiertas, sino como sostuvo Enrique Dussel (1994), el encubrimiento como pueblos, desde hace 532 años, ese hecho, nos dejó una impronta imborrable como pueblos conquistados, colonizados y colonializados hasta nuestros días, a través de la colonialidad del poder, colonialidad del saber, colonialidad del ser como patrón ideológico de dominación desde el poder, imposición desde la academia eurocéntrica y alienación del ser.

Desde allí, enunciamos nuestra concepción de Salud Mental Decolonial, ya planteado en artículos anteriores, que reiteramos ahora: La salud en general y la salud mental en particular, es el encuentro entre tres grandes subjetividades: la subjetividad singular del ser, la intersubjetividad del amar, como la riqueza o escasez de interacciones, relaciones comunales y vinculaciones afectivas que hacen posible la coexistencia y convivencia entre los seres humanos en un territorio a través de la colaboración, la cooperación y la corresponsabilidad, la intersubjetividad del tener-estar, satisfacción de las necesidades humanas y vivir con comodidad y calidad, en relación con un territorio, el cosmos y la pacha mama. La biografía como historia personal y la historia como disciplina del cambio y la transformación permanente en un contexto que nos hace sujetos colectivos e históricos en el territorio que habitamos.

De manera tal que, si vivo, coexisto y convivo en una sociedad que me acoge, me permite desarrollarme como persona y como colectivo, me integro a esa sociedad, soy un sujeto integrado socialmente, si por el contrario me excluye y me obstaculiza la coexistencia y convivencia, me aíslo y me hago un resentido social; si esa sociedad me permite coexistir y convivir con riqueza y abundancia de interacciones, relaciones comunales y vinculaciones afectivas, me siento feliz, de no suceder así, me siento infeliz; de igual manera si coexisto y convivo en una sociedad y mundo que me permite cubrir las necesidades humanas básicas necesarias y suficientes, estoy satisfecho, de lo contrario estoy insatisfecto. Es decir, si estoy como ser social integrado en la sociedad donde vivo, estoy feliz y satisfecho , me encuentro en condiciones generales de bien-estar, si por el contrario, estoy aislado socialmente, resentido social, no soy feliz y me siento insatisfecho, estoy en condiciones de malestar.

Podemos concluir que, desde esta concepción categorial conceptual, requiere que la sociedad, su sistema político, económico y sociocultural promueva una cartografía social de igualdad, justicia e inclusión, ubica al pueblo en condiciones de bien-estar social, soy saludable mentalmente; mientras que si la sociedad y su sistema político, económico y sociocultural, promueve una cartografía social de la desigual, injusticia y exclusión, que ubica al pueblo en unas condiciones de mal-estar social, no tengo salud mental.

Continuaremos la próxima semanas con estas reflexiones críticas entre causalidad y consecuencias sobre una Salud Mental Decolonial, como una mirada otra, no encubridora ideológicamente, con conciencia colectiva de clase, que permita desarrollar procesos de luchas emancipadoras singulares y colectivas, con horizonte histórico, por encima de intereses político ideológicas de las élites de políticas, financieras, globales y de acumulación por despojo y deuda de los pueblos del Sur global.

 

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