Manuel Rosales, ¿candidato de la oposición a las presidenciales?

El gobernador del estado Zulia, Manuel Rosales, es el vivo ejemplo del hombre mediocre que medra toda su vida en la administración pública. Ha sabido arrimarse astutamente a árboles que le han dado buena sombra y, a partir de ahí, ha ido escalando lugares de poder en el entramado del poder municipal y regional en el estado emblema del occidente venezolano. Rosales, un político que ha sido condenado por corrupción, se las ha arreglado para volver del basural de la política nacional para ocupar el puesto de primer mandatario del Zulia.

Rosales, nunca está de más recordarlo, estuvo envuelto en diversos hechos que debieron haberlo llevado por largo tiempo a las cárceles venezolanas. Fue firmante del decreto Carmona, conspiró abiertamente contra el ex presidente Chávez, nombró como jefe de seguridad del estado Zulia (Secretario de seguridad ciudadana) al muy cuestionado (y también liberado) José Sánchez "Mazuco", a quien se le atribuyó la autoría intelectual del homicidio del ex funcionario de la DIM Claudio Macías, robó a manos llenas y repartió dinero a dueños de periódicos y otras figuras de renombre en el mismo estado (Por ejemplo, relojes de lujo a Abudei, dueño del periódico "La Verdad"), huyó a Perú cuando fue perseguido por la justicia venezolana, reconoció el inexistente gobierno interino de Juan Guaidó y muchas otras cosas más.

Ese personaje, recibió una brutal paliza en las elecciones regionales para gobernador del estado Zulia cuando enfrentó al candidato del PSUV Omar Prieto. Luego de ello, aprovechó el desastre de la gestión de Prieto para volver a lanzarse como candidato a la gobernación del Zulia y, ante el descontento de la población zuliana, se hace nuevamente con el puesto que hoy en día, lamentablemente, ostenta. Rosales es, pues, un delincuente de marca mayor, un ladrón consumado, una persona sin escrúpulo alguno al que en lo más mínimo le importan la ciudadanía y la democracia nacionales.

Paulatinamente, Rosales, astuto al fin y al cabo, viendo cómo se desenvuelve el panorama político nacional, se ha ido mimetizando en un político aparentemente conciliador, tolerante y democrático. De esta manera, lo hemos visto reunido en diversas ocasiones con el presidente Maduro y con funcionarios del gobierno, así como evitando caer en diatribas con éste. Todo es parte de un plan. Rosales aspira y se mantiene agazapado esperando ser ungido por segunda ocasión como candidato presidencial por parte de la oposición. Ahí está, esperando a ver qué dice Estados Unidos, viendo con qué apoyo cuenta en el país, sacando cuentas, esperando, esperando siempre el momento justo para aparecer como el candidato idóneo para salir del gobierno. Varios analistas, entre ellos Miguel Pérez Pirela, han dicho que, probablemente, él será el candidato opositor. Eso es lo que hay, eso es lo que se ve venir en silencio, pero se ve venir.

Cuando a la señora se le pase la fiebre de "sin mí no puede haber elecciones" y aquello de "hasta el final", será el momento de salir a escena de Rosales. Solo el tiempo confirmará o no la cuestión. Lo cierto es que si la justicia venezolana funcionara, ambos, María Corina Machado y Manuel Rosales Guerrero, estarían presos por largos años. Este último sabe que es poco probable que Estados Unidos vuelva con la acción del bloqueo total y todas esas estrategias que no han podido derribar al gobierno; entonces, en las sombras él espera ser el escogido, el apuntalado por la potencia del norte. Sí, Rosales aspira, ¿lo apoyará Estados Unidos?, ¿lo apoyará la desunida oposición extremista?. Ya veremos.

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