Cuento o razón

Cuando se es ateo en pleno vuelo

- ¿Cómo te fue Juancho?

Juancho Marcano había llegado de hacer ciertas diligencias y al estacionar el carro, y sentarse debajo de los helechos para respirar la buena vibra de estas plantas y refrescarse del calor que produce la calle, su perro Pipo se le acercó y le formuló la pregunta que inicia este texto, a la cual Juancho manifestó:

- Me fue bien, Pipo, estuve en el pueblo de El Cercado, uno de los poblados más antiguos y tradicionales que tiene Margarita, ahí trabajaban el barro desde los tiempos de nuestros aborígenes y por eso hacen utensilios con esta materia como tinajones, cazuelas, platos, aripos, porrones, entre otros. Ese pueblo es la cuna de uno de los mejores músicos que ha parido este Estado, como lo es Alberto Valderrama Patiño (Beto).

"Mas tarde me llegué al pueblo de El Maco, que fue famoso en tiempos pasados por la fabricación de zapatos. Era gente muy laboriosa que trabajaban el cuero y hacían todo tipo de calzados, no sólo para vender en la isla, sino también en otras partes del País, lamentablemente, llegó el Puerto Libre y acabó con esa producción artesanal de zapatos, y así también acabó con otras tradiciones de nuestro pueblo. En ese sitio hablé con el amigo Evaristo Marcano Marín, sobre los 121 años, que se cumplieron este 14 de marzo, del natalicio del maestro de América, como lo fue Luis Beltrán Prieto Figueroa, hijo ilustre de La Asunción, pero faro de luz para Venezuela y parte del mundo".

- Por lo que dices, Juancho, fue un personaje importante, acotó el perro.

- Claro, Pipo, porque fue un hombre que entendió antes del medio siglo pasado que la educación, era el lucero que tenía que alumbrar el cielo límpido del crecimiento y desarrollo de una Nación. Sin educación, no había Nación, ni había progreso, ni ciudadanos.

"Pero ahora que hablo del maestro Prieto, te cuento, que se dice, que él una vez viajando en un avión, y cuyo acompañante, era un sacerdote, el aparato empezó a moverse, y el maestro Prieto, empezó a rogarle a la Virgen del Valle que estabilizara el avión, y el cura al ver esto, le dijo: "Qué extraño, que usted ruegue y le pida a la Virgen, maestro, porque he sabido que usted es ateo". Y el educador, respondió: "Pero eso es en la tierra, padre, aquí en este aparato en el aire, ni de vaina".

Juancho asomó una sonrisa y decidió callar ante la no reacción de Pipo.



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Emigdio Malaver

Margariteño. Economista y Comunicación Social. Ha colaborado con diferentes publicaciones venezolanas.

 [email protected]      @Malavermillo

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