Cuento o Razón

Cuando la gente vive con un disfraz permanente

"Los carnavales de otrora y sobre todo los que vivimos en nuestra niñez eran especiales, había colorido, brillo, alegría, entusiasmo y muchos caramelos para la muchachada".

Le dijo Evaristo a su amigo Juancho Marcano, a quien el citado amigo lo había pasado visitando cuando iba rumbo a su conuco y como el tema del carnaval estaba en el tapete, pues eran días de esas festividades, lo comenzaron a comentar.

- Mira Evaristo, aquí en la Tacarigua de Margarita por aquellos tiempos de mi infancia, hacían unos carnavales dignos de cualquier ciudad que se jacte de realizar esas fiestas carnestolendas; tanto es así que hubo un año donde se hizo una elección y estuvo tan reñida que la candidata de un sector ganó por un estrecho margen, y eso fue el acabose, pues hubo un sector que no aceptó el veredicto, y nombró a su candidata como reina del pueblo, pasando por encima de la decisión del jurado, y por eso en ese tiempo hubo dos reinas, una en la parte de abajo del pueblo y otra en la parte de arriba, y hasta se puede decir que por cierto tiempo el pueblo estuvo dividido por eso, pero al pasar de los años se limaron esas asperezas.

- Así era, amigo Juancho, y aparte de lo ya descrito, habían fiestas de disfrazados y hasta se jugaba con agua, ahí nadie podía salir a la calle sin recibir su baño y no de agua limpia, precisamente, dijo Evaristo, y siguió a su conuco porque después de ahí tenía que hacer otras diligencias, dejando a Juancho Marcano con su nostalgia por aquellos carnavales, y fue ahí que Pipo, le preguntó: ¿Y qué es un disfrazado Juancho?

- Es alguien, Pipo, que se viste y se comporta con otra personalidad, o sea se disfrazan de payasos, otros de mujeres y otros de animales, con el fin de divertirse en estas fiestas contagiosas y alegres que son los carnavales. Aunque te digo hay personas que viven con un disfraz permanente, o sea uno cree que son sinceras y no lo son; otros están disfrazados de leales y son traidores; otros andan vestidos de amigos y son hipócritas y así un montón de gente que vive disfrazados constantemente, aparentando lo que no son.

Pipo, escuchó la explicación y dio a entender que comprendió, y se fue a preparar para irse para el conuco con Juancho, quien ya estaba listo para marchar para el sembradío.



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Emigdio Malaver

Margariteño. Economista y Comunicación Social. Ha colaborado con diferentes publicaciones venezolanas.

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