Inhabilitación política de María Corina Machado

¿Entonces María Corina Machado, de ganar las primarias opositoras, será candidata  presidencial para 2024? ¿No importa que haya pedido invasión contra Venezuela y la aplicación de sanciones económicas para arruinar el país, en abierta violación al Código Penal venezolano que tipifica el acto de traición a la patria en su artículo 132?

En esta ley se retrata al traidor cuando 

"solicitare la intervención extranjera en los asuntos de la política interior de Venezuela, o pidiere su concurso para trastornar la paz de la República o que ante sus funcionarios, o por publicaciones hechas en la prensa extranjera, incitare a la guerra civil en la República o difamare a su Presidente o ultrajare al Representante diplomático o a los funcionarios consulares de Venezuela, por razón de sus funciones, en el país donde se cometiere el hecho".

O sea, Venezuela tiene una ley donde se tipifica al traidor a la patria, al conspirador, al agitador contrainstitucional, al incitador del odio…; pero, llevando la cuestión al plano de una necia y consoladora dialéctica, no tiene una ley donde se castigue al Estado, a su gobierno, por no hacerla cumplir. Lo corriente es que el sistema, el Estado y el gobierno que lo regenta, sea el dispensador y ejecutor del carácter penal de la ley; y que el infractor sea el ciudadano y reciba sus peinillazos y sentencias. Pero, al revés, no hay nada expreso y queda sugerido que la mejor sentencia de un ciudadano contra su gobierno es no apoyarlo en su línea política cuando requiera elección.

Tal es la narrativa del contrato social, expresa y sugerida. Grave es que un gobierno deje cabalgar la impunidad como lo es también para su continuidad que un ciudadano no lo auspicie por ese defecto, amén de otros.

Y, pues, para acelerar, ahí está el corazón del asunto: vienen las elecciones presidenciales y semejantes disfuncionalidades afectan la intención de voto en el electorado. ¿Qué no? Nada lleva a sentir más la deficiencia de Estado que la impunidad. Es como si ese montón de leyes hermosas fuesen eso, hermosos ideales, prendas para colocar en la cabellera y solapas de la vestimenta. Un conglomerado de distópicos papeles.

Se le debe al país la detención de Juan Guaidó, el traidor por antonomasia, esbirro fabricado desde los EEUU contra Venezuela (se paseaba tranquilito por las calles); luego la de quienes lo apoyaron viendo en él una oportunidad para desbaratar el país. Es decir, háblese de María Corina Machado, quien, con todos esos antecedentes antipatrios, no puede andar circulando libremente por el país, menos postulándose para aspirar a la presidencia de la república utilizando para esos fines el mismo piso jurídico que violentó. ¡Es época pura del realismo mágico, extendida hasta el siglo XXI, según pinta la situación! Debe ser inhabilitada. El país, su gobierno, el Estado, deben crecer y asumir su destino gallardo de hacedores y cumplidores de leyes.

Cumplió el Estado con Henrique Capriles Radonski y lo inhabilitó, aunque por la comisión de actos de corrupción en Miranda. Mas, por su historial, lo merecía con más fuerza por otras razones: en su tiempo guarimberil incitó al odio y llamó a llenar la calles de violencia, pidiendo a los manifestantes descargar su “arrechera”. Que él ahora esté lanzado por tercera vez a la aspiración presidencial, es otra cosa.

El asunto ahora es María Corina Machado, quien se burla de ese montón de venezolanos que quiere creer en la equidad, igualdad y legislación de su país. 



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Oscar J. Camero

Escritor e investigador. Estudió Literatura en la UCV. Activista de izquierda. Apasionado por la filosofía, fotografía, viajes, ciudad, salud, música llanera y la investigación documental.

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