La Casa Blanca, viene de un rotundo fracaso y derrota política, cuando no pudo cambiar el gobierno venezolano, dirigido por el Chavismo, durante los 4 años del peor gobierno que ha tenido el pueblo Colombianos, en los últimos 218 años. Dirigido por los serviles de la Casa Blanca Uribe Vélez y Iván Duque. América Latina experimenta algunos movimientos, que lucen interesantes ante el nuevo orden Mundial, conocido como el multilateralismo, cobra especial interés la reanudación de las relaciones entre Venezuela y Colombia, luego de 4 años de ruptura absoluta. En este escenario el proceso Chileno. El gobierno del presidente Gabriel Boric sufrió un duro revés en las urnas, cuando el proyecto fue rechazado contundentemente por seis de cada diez chilenos que participaron en el referéndum representa una derrota aplastante, para el pueblo Chileno, y niega la participación, para un proyecto de Unidad Suramericana.

Ha sido difícil para los gobiernos de los EE.UU, la situación con el pueblo venezolano, ahora tenemos a la vuelta de la esquina, un nuevo gobierno en Brasil, en un país en el que la campaña presidencial entra en su recta final con dos claros contendores a la vista: el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva y el actual y muy discutido mandatario, Jair Bolsonaro, de cara a unos comicios que se vislumbran como decisivos para la región y más allá. Todas las encuestas otorgan una ventaja a Lula, todo indica y está claro que el líder izquierdista, podrá imponerse en la primera vuelta prevista para el próximo 2 de octubre, en un contexto enrarecido por la violencia política de los seguidores del actual gobernante y las propias amenaza, quien no parece estar muy dispuesto a entregar el gobierno pacíficamente, después de perderlo.

Venezuela, fue un actor decisivo en los acuerdos que suscribieran el Estado colombiano y las FARC, las constantes críticas del ahora presidente neogranadino hacia el Gobierno de Venezuela, ponían en entredicho la posibilidad de consolidar en el corto plazo un relacionamiento tan estrecho. En el último año, Venezuela ha transitado por un proceso evolutivo de sus relaciones internacionales, luego de que en 2019 fueran pretendidamente clausuradas por la imposición del llamado "gobierno interino" que encabeza el exdiputado rastrojo Juan Guaidó y por el aislamiento diplomático al cual se intentó confinar al país.

Para Occidente, dirigida por el gobierno de Joe Biden, no acepta como normales las relaciones diplomáticas fraterna entre los gobiernos de Colombia y Venezuela, la Casa Blanca no permitirá que tales relaciones se consoliden y ya de hecho ha iniciado maniobras a los fines de evitar tales relaciones y encuentros, y para conseguir el objetivo que se ha planteado la sala oval, utilizaran: la envidia, la intriga y la mentira.

La intriga: Acción o plan secreto entre dos o más personas para preparar o manipular algo que normalmente supone beneficio o perjuicio. Manejo cauteloso, acción que se ejecuta con astucia y ocultamente, para conseguir un fin. En este nuevo escenario que se apertura una nueva geopolítica donde: Estados Unidos ya no es el policía del mundo, el imperio único dominante ya no existe, en cosas de días el pueblo Brasileño, conjuntamente con el colombiano cambiaran la correlación de fuerzas respecto al nuevo orden mundial, la nueva dirección de gobierno de ambos Países es favorable al multilateralismo. Frente a esta nueva realidad de la geopónica, la Casa Blanca se viene con la maldad: envidia, la intriga y la mentira.

El pretendido aislamiento resultó insostenible e inviable. Al participar como garante, actor creíble y de confianza, Venezuela retoma un espacio clave en la escena regional e internacional rompiendo la agenda aislacionista. La Casa Blanca, evitara que se consoliden las relaciones diplomáticas entre Colombia y Venezuela.