John Bolton, de asesor presidencial a vulgar soplón

"En Washington hay un loco, hay un genocida, hay una persona que no tiene respeto por los más mínimos valores del ser humano". Hugo Chávez (*)

Luego de leer, con infinita paciencia, el bodrio de John Bolton, "LA HABITACIÓN DONDE SUCEDIÓ. Una memoria de la Casa Blanca", tan publicitado por la crónica estadounidense e internacional, sólo podemos atinar a expresar que este libro no es más que una sarta de confidencias, al estilo de viejo chismoso, que este despreciable sujeto lanza al gentío ávido de eso que elegantemente llaman "chismes de alta política", pero que apenas llega a comentarios de albañal. Literariamente insustancial, políticamente deleznable, pero eso sí, lleno de insidias que se manejan en los niveles de un gobierno que sólo muestra un gobierno pleno de decrepitud en su accionar político.

Se asemeja tanto este tiempo del otrora poderoso y omnipotente imperio norteamericano a los últimos años del imperio romano, donde emperadores ditirámicos como Claudio, Calígula, Nerón llevaron a sus estertores lo que fue uno de los imperios más dominadores en la historia del mundo. Así han sido los Bush, los Clinton, los Obama y ahora el Trump. Sólo han demostrado ser marionetas del real poder económico e imperial, como son las grandes transnacionales comerciales, energéticas, financieras, comunicacionales y militares que controlan todas las instancias del poder fáctico en los Estados Unidos y gran parte del mundo.

Efectivamente, con pretensiones intelectuales y de inteligente asesor político, o decisor clave en un período decadente de los gobiernos estadounidenses, Bolton pretende hacerse pasar por un lúcido asesor presidencial, pero sólo demuestra ser un astuto "lobista" gringo al que, según él, prácticamente Donald Trump buscó y se hizo de rogar para ocupar uno de los más altos cargos del gobierno imperial, como es el de Asesor de Seguridad Nacional de los Estados Unidos.

Si algo de importante tiene este texto es que estamos en presencia de una sarta de fracasados politiqueros, pero criminalmente muy peligrosos por el enorme poder que creen manejar. Y así lo han demostrado en sus incursiones en Afganistán, Irak, Libia, Siria y sus intentos fracasados (gracias al bravo pueblo que los conforma) en Corea del Norte, Venezuela, Nicaragua, Cuba. Y, por supuesto la confrontación latente que existe entre el gobierno estadounidense, Rusia y China por el control y/o dominio de territorios y recursos energéticos y minerales claves para sus economías en la madre Tierra.

Bolton pretende, e imagino que por eso es la "arrechera" de Trump, entre tantas otras razones de sentirse traicionado por uno de sus "halcones", que él tenía la razón en todas sus apreciaciones y asesorías al presidente y al gobierno y que Trump no es más que un embrutecido y ensoberbecido presidente que llegó al cargo por una suerte de contingencia inimaginada, un ingenuo niño arribando al gobierno de sorpresa y que cree manejar el poder político como se maneja una empresa de las que ese sujeto es propietario. Así Bolton muestra a Trump como un ignorante, alguien que no está claro en sus objetivos, con acciones aleatorias e improvisadas. En clave venezolana, un bruto, pues. Un ejemplo de tantos que narra Bolton, a propósito de la crisis Siria y las reuniones previas al bombardeo a esa nación: "Cuando la reunión terminó, sentí que Trump sólo quería decidir algo y volver al Oval, donde se sentía más cómodo y en control. Había sido superado por un experto operador burocrático. Estaba decidido a que no volviera a suceder. Y lo que es mucho más importante, el país y el Presidente no habían sido bien atendidos. Estaba decidido a que tampoco volviera a suceder… Mientras esperaba en el Oval la llamada de Macron, Trump se quejó de Tillerson (Secretario de Estado) y de lo mucho que le disgustaba, recordando una cena con Tillerson y Haley (embajadora de Estados Unidos ante la ONU). Haley, dijo Trump, tuvo un desacuerdo con Tillerson, quien respondió, "No vuelvas a hablarme de esa manera". Antes de que Haley pudiera decir algo, Tillerson dijo: "No eres más que un cabrón, y no lo olvides nunca". En la mayoría de las administraciones, eso habría hecho que despidieran a Tillerson, así que me preguntaba si alguna vez lo dijo. Y si no lo hubiera hecho, ¿por qué Trump me dijo que lo había hecho?".

Más chismoso, desleal y soplón, imposible, el sujeto Bolton.

Lo otro es que como latinoamericanos y venezolanos, en este adefesio de Bolton, la región latinoamericana no es más que una tangente y apenas se habla de Cuba, Nicaragua y la obsesión de Bolton y de Trump, o su frustración más grande, la de ambos, quiero decir, es la cuestión venezolana. En el Capítulo 9, Bolton se lo dedica a Venezuela con el título de: "VENEZUELA LIBRE", donde vuelve a explicar desde su punto de vista, los graves errores de apreciación de Trump sobre nuestro pueblo, nuestra Patria, y el títere que colocaron como presidente interino Juan Guaidó. En este capítulo Bolton señala los desaciertos de los opositores venezolanos, los varias veces fracasados intentos de derrocar al presidente Constitucional Nicolás Maduro, los intentos de descalificación hacia el gobierno venezolano, la impericia de Juan Guaidó, los mecanismos usados para robar los activos de Venezuela como CITGO, cuentas en el exterior, la presión hacia empresas que comerciaran con el gobierno venezolano, todo enmarcado en el Decreto de Obama, ratificado por Trump y al final su enorme decepción por el fiasco de las derrotas que una y otra vez ha sufrido la oposición y el imperio gringo en sus empeños contra nuestra Patria y contra el gobierno bolivariano.

Al final sólo concluimos que ni Bolton es Maquiavelo, ni Trump es El Príncipe. Trump sólo queda como un corsario de la política estadounidense y Bolton como un vulgar delator, un traidor, un alevoso soplón. Aunque hay que estar claros que con o sin Bolton, con o sin Trump el gobierno norteamericano seguirá tratando de apoderarse de nuestras riquezas por considerar a Venezuela, casi que parte de Estados Unidos. Con Bolívar y Chávez se han equivocado. Y con nuestro bravo pueblo.

 

(*) Hugo Chávez. Acto III aniversario de Barrio Adentro. Teatro Municipal. Caracas. 21 de abril de 2006.



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Cécil Gerardo Pérez


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