Los incentivos

En la confrontación política venezolana, el asunto de los incentivos es clave para entender la dinámica que se desarrolla. Un incentivo impulsa a una persona a concretar una tarea. Si existen incentivos, entonces la persona avanza o está propensa a lograrlo, a asumir una posición u condición. En la crisis política que ha estado padeciendo Venezuela, determinar esto, permite tener una idea de la realidad que atraviesa cada bando y como esto se traduce en el destino propio del país.

Si se compara la situación de los dirigentes opositores, con los que detentan el poder, se puede obtener diversos criterios en quienes están en mejor posición. En las primeras de cambio, cualquiera puede señalar que quienes detentan el poder, están en una posición cómoda, debido a lo que se considera, son las "mieles del poder". Por una parte, puede ser así, por otra no tanto.

En cambio, cualquiera puede señalar que estar en la oposición es una situación terrible y desventajosa, debido a la persecución política, encarcelamientos, censura y demás situaciones que cercenan las libertades. También puede ser visto así, por una parte, por otra no tanto.

En la zona de confort

Durante casi 25 años, los factores que se oponen al chavismo-madurismo han fallado en deponer al gobierno, cambiarlo con votos o derrotarlo. Los que están en el poder, se aferran al mismo, al entender que es un escudo que sirve para evitar ser presa en caso de perderlo. Son dos décadas y media de conflictividad, que se refleja en la precariedad de la vida de los venezolanos, debido al desempleo, la gigantesca devaluación del bolívar, la falta de producción, el colapso de los servicios públicos, entre otros males.

¿Superan los incentivos de los opositores, ser oposición o alcanzar el poder para producir un cambio? En los eventos desarrollados en los últimos años, la oposición venezolana, en su conjunto, ha tenido una mejor posición, no siendo gobierno. Y es que los incentivos para ser oposición, son más altos, que los que podrían generar llegar al poder y tener que enderezar todo el caos nacional en que está Venezuela.

Los últimos eventos relacionados con los fondos del manejo de los activos en el extranjero. El financiamiento de ONGs, fondos para ayuda humanitaria y demás, se constituyen en sendos incentivos. Fuera de las persecuciones y encarcelamientos dentro del territorio, hay una dirigencia de oposición que, además de esos estímulos, es más libre. Se puede mover por diversos países, puede mover fondos sin restricciones, entre otras. Estos alicientes se convierten en factores que frenan o retrasan cualquier capacidad de poder sustituir al actual gobierno, en el marco de promesas de cambios en el país.

La razón es que esos incentivos se convierten en una especie de válvula de escape, que no obliga a los sectores opositores a producir cambios. De hecho, muchos consideran esta situación en una nueva zona de confort, lo que en cierto modo compensa no tener el poder político en Venezuela. Pero los hace más lentos y menos urgidos en propiciar los cambios que ofrecen en sus discursos.

La fiera herida de muerte

En cambio, en el otro bando, en el del gobierno, los incentivos los obliga a permanecer en el poder y hacer lo que tengan que hacer para evitar perderlo. Antes de malos entendidos, esto no es una justificación, es una explicación de lo que ocurre.

Desde el cargo del Presidente, hacia abajo, hay acusaciones internacionales de todo tipo. Imputaciones de crímenes de lesa humanidad, narcotráfico, terrorismo, corrupción, sanciones y otros, son incentivos que los obliga a aferrarse al poder. Quienes detentan el gobierno, entonces no tienen las libertades que, si disponen en el otro bando, en relación con la interacción internacional, sobre todo con el mundo occidental.

Aunque desde los sectores de oposición se alega que el chavismo-madurismo ha perdido, ciertamente, la popularidad, cobijando esperanzas de que es la clave para sustituirlos en el poder, en esa narrativa ya se fueron 10 años, desde que Nicolás Maduro asumió la presidencia.

Sobre la caída de la popularidad del chavismo-madurismo, ellos están plenamente conscientes. Esto es precisamente su incentivo principal. Los obliga a unificar esfuerzos, ser más disciplinados y organizados en materia de no dejarse tumbar, para evitar las consecuencias. En estos sectores todavía está clara la imagen de cuando fue detenido Tarek William Saab en abril de 2002. Entonces la caída de la popularidad es una herida a una fiera, a la cual, no se le deja una puerta abierta para que huya, sino que se le encierra totalmente. Eso la obliga a luchar para permanecer en el poder.

Sin embargo, todo es cambiante y los incentivos no son duraderos. En la historia está demostrado, cómo, quienes están cómodos, pierden el enfoque y permanecer en la zona de confort aísla y debilita. Al contrario, quienes luchan para sobrevivir porque no tienen otra opción, por lo general, terminan obteniendo triunfos sobre sus oponentes.



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Alex Vallenilla


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