Pseudoizquierda

El lector ya conoce de mí una serie de escritos, algunos ya viejos, todos ellos encaminados a la denuncia de una grave impostura. La impostura de lo que hoy se hace llamar "izquierda", "progresismo", "despertar" (woke), etc. Se trata de toda una galaxia de activistas, líderes, docentes, escritores, "pensadores" que se arroga la posesión absoluta de la verdad y que ejerce hegemónica y, a veces, totalitariamente, el poder de censurar ("cultura de la cancelación"). Al menos avispado no se le puede escapar un dato fundamental, que salta a la vista, como respuesta inmediata ante la siguiente pregunta: ¿qué tienen en común personajes y enfoques tan variados, aparentemente tan contradictorios unos con otros? El Capital. El Capital les financia y les pone en acción.

El progresismo, la "nueva izquierda" posmoderna y "despierta" (woke) se caracteriza por:

a) Un rabioso antimarxismo. La mayoría de ellos hace un uso parcial, ignorante o torcido del legado teórico o científico de Marx y Engels. Niegan el concepto de clase y , por ende, de lucha de clases. Lo adulteran subordinándolo al concepto de lucha identitaria (racializada, sexista, etnicista). Pretenden hacernos tragar un potaje tóxico: dicen que es más importante la identidad (¿?) muchas veces indefinida, que la conciencia de clase, y la explotación de una clase sobre otra. De esa manera, bajo el envoltorio supuestamente progresista, regresan a los peores métodos del supremacismo. Una raza antaño oprimida y esclavizada, ahora tiene que ser la señora. Un "género" antaño oprimido y explotado, ahora tiene que ser el privilegiado. Un pueblo o nación supuestamente colonizado en el pasado, ahora debe poner sus botas sobre las naciones otrora dominantes. El infantilismo y criptofascismo de esta nueva izquierda produce auténtico pavor. Se admite que el blanco, el varón, el europeo, el español, habitante del presente, posee una mancha genérica, un pecado original que debe lavar por causa de desmanes cometidos por antepasados y congéneres suyos muchos siglos o décadas atrás. Tal supremacismo que carga sobre poblaciones actuales la "culpa" de abusos y genocidios pasados es intolerable. Semejante infantilismo nos lleva a la oscuridad, y más si se tiene en cuenta que se oscurece deliberadamente la perspectiva de clase. Es una clase explotada (y como clase es multirracial y de ambos sexos) la que debe levantarse contra la explotadora. Es el capitalismo quien produce el sueño de la razón y todos sus monstruos, incluidos el racismo, el colonialismo de los pueblos o la alienación de la mujer.
b) Una ausencia absoluta de cuestionamiento del régimen capitalista en su versión neoliberal. Grandes son las sospechas de que la izquierda identitaria, posmoderna o woke es anti-obrera, burguesa, financiada por las grandes fundaciones de ingeniería social, que extienden sus tentáculos a todas partes, incluidos los partidos políticos, la universidad, gestores culturales, etc. Se ha invertido mucho dinero en sepultar en el olvido la teoría del valor-trabajo, médula del marxismo. Se ha logrado, a golpe de talonario, desconectar la lucha ideológico-cultural de la lucha laboral y la lucha por la soberanía económica.

En España se puede apreciar esto muy bien: ¿quién financia toda esa plétora de webs y de plumillas que se dedica a ver fascismo en todas partes menos en Soros, las GAFAM, los fondos buitres y la Banca de siempre? ¿Quién se dedica a repartir carnés de fascista o progresista, según el caso, como si fuera el Juicio Divino al final de los tiempos? El Sistema neoliberal está pagando el 90 por ciento de lo que se escribe en materia de "progresismo". Ya estoy leyendo múltiples artículos de gentes de izquierdas (así se presentan) equiparando a Marx y al "obrerismo" con el fascismo. Lo mismo se puede decir de los intentos de "cancelación" de otros autores que, no siendo estrictamente marxistas, defienden junto con los marxistas auténticos, una perspectiva soberanista española (M. Gullo, Pedro Baños, etc.).
La pseudoizquierda que pretende meternos con un embudo el potaje de la Agenda 2030 y el "mundo sin fronteras", debe ser denunciada. Igualmente, aquellos gurús de la muerte del trabajo y los defensores de la holgazanería y "sopa boba universal". El marxismo español debe ser reconstruido a partir de una perspectiva soberanista, por medio de un Estado del Trabajo que lleve a cabo una insubordinación, esto es reindustrializarse con proteccionismo y desconexión programada (Gullo, S. Amin, Fusaro).



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Carlos Javier Blanco

Doctor en Filosofía. Universidad de Oviedo. Profesor de Filosofía. España.

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