La izquierda fracasada

Creo que mi costumbre de criticar a la izquierda tiene que ver con el hecho de que mi corazón es de izquierda. Racionalmente, no debería formar parte de esta tendencia, ya que me he pasado toda la vida apostando a ese sector con el que he conocido tan frecuentemente el fracaso, pero, como se dice: el corazón tiene razones que la razón no entiende.

La absoluta mayoría de mis lectores son de izquierda, así que no veo mucho sentido en criticar a la derecha, pues estamos todos de acuerdo en el desprecio por su ideología, sus métodos y sus ejecutorias, por más que creo que hay algunas personas de derecha que se me antojan más honorables que otras de izquierda.

Antes de ir al grano, aclaro que solo crítico artículos de gente respetable en tanto escritores: gente que maneja bien el lenguaje, que investiga, que reflexiona, que argumenta con información bien alimentada, que es ajena a la idiotez consignista y a las frases hechas, a la banalidad y al chisme político, a la personalización de los debates, gente formada, estudiosa, que trata de no dar puntada sin dedal. Hoy le toca el turno a un artículo de alguien a quien respeto: el sociólogo y catedrático portugués Boaventura de Sousa Santos. Al grano.

En días pasados el presidente Maduro habló de la "izquierda fracasada" ¿Puede alguien informarme cuál es la izquierda exitosa? Claro, no hablo de ganar elecciones, al fin y al cabo él y otros presidentes considerados de izquierda han ganado elecciones del tipo liberal burgués, las cuales nunca me parecen democráticas, todas son pasto de manipulaciones, artilugios propagandísticos, maniobras institucionales, maquinarias partidistas, ofertas engañosas y pare usted de contar. Pero en cuanto al logro de los supuestos objetivos

estratégicos, toda la izquierda mundial, simple y llanamente, está reprobada. Y ahora sí voy con de Sousa Santos.

El artículo que tomo como referencia se titula "Las transiciones del mundo: dónde y hacia dónde" (Aporrea.org. 29/08/2022). Es un buen texto, por supuesto. Ello no es óbice para que no examine críticamente algunos de sus postulados.

Según de Sousa Santos, "la transición es la fase particular de una sociedad que encuentra cada vez más dificultades en reproducir el sistema económico y social en el que se funda y comienza a reorganizarse sobre la base de otro sistema que se convierte en la forma general de las nuevas condiciones de existencia. Las transiciones más estudiadas en las ciencias sociales fueron las siguientes: de la edad media a la edad moderna, del feudalismo al capitalismo, del capitalismo al socialismo, de la dictadura a la democracia. En las últimas décadas, con el colapso de la Unión Soviética, las transiciones del socialismo de tipo soviético al capitalismo han sido muy estudiadas". En mi opinión, este párrafo contiene lo que se llama una "petición de principio", en el sentido de que se asume la ficción de que la historia humana ha transitado por varios sistemas. Ya en un artículo anterior referí mi afirmación de que, históricamente, siempre ha habido un solo sistema, el sistema de "Opresión", caracterizado por lacras sociales que surgen naturalmente en la evolución de las sociedades humanas, sin importar su ubicación o su época, por ejemplo el trabajo esclavo, la explotación del hombre por el hombre, las diferencias de clase, el poder verticalista, la construcción de imperios, la función bélica, la discriminación, la intolerancia, la apropiación del trabajo ajeno. Los otros "sistemas" son modalidades de la Opresión (o sub-sistemas). Esta diferencia es significativa, porque en la medida en que se define los sistemas por las solas particularidades socioeconómicas, se soslaya el problema real de que la sociedad humana se determina por las lacras culturales señaladas y estas, a su vez, por características animales instintivas de la especie (tema que abordaré en un próximo artículo). Si se equivoca el diagnóstico, se equivoca el tratamiento. Acaso este tipo de yerro explique los fracasos de las experiencias marxistas y de la izquierda en general.

En el artículo señalado se habla de "la transición de la democracia a dictaduras de nuevo tipo". Otra petición de principio, pues presupone que ha habido en algún lugar y en algún tiempo una democracia real más allá de las formalidades de la supuesta "democracia". Los poderes fácticos del planeta, en su conjunto, conforman la dictadura atávica del sistema de Opresión. Ejercen esa dictadura por medio de la conculcación de la participación de los ciudadanos en los asuntos que los afectan, la imposición generalizada de corrientes ideológicas y partidistas, la imposición de valores culturales, hábitos y costumbres, la imposición de modelos socioeconómicos y de diversas formas de verticalismo y autoritarismo. Quizá se pueda hablar de dictaduras "blandas" y dictaduras "duras", pero no de una contraposición de "democracias y dictaduras". En nuestra época, cada vez más las masas humanas tratan de luchar con desprecio de las parcialidades políticas, aunque no pueden evitar que a menudo los dictadores de la política se solapen con esas luchas.

Recordaré algunas movilizaciones más o menos recientes. Está la conocida como los

"indignados", que surgieron al principio de 2011 en España con el llamado Movimiento 15-

M, y que tuvieron réplicas en otras latitudes, como el Movimiento Occupy en Estados

Unidos, Yosoy 132 en México, Occupy Gezi en Turquía y Nuit Debout en Francia. También

cito el movimiento de los chalecos amarillos (Mouvement des gilets jaunes) que eclosionó

en Francia en octubre de 2018. A partir de octubre de 2019 se desarrollaron protestas en

Chile, con manifestaciones y disturbios originados en la capital, Santiago, que se

propagaron por todo el país. Hubo protestas en Hong Kong que se iniciaron en marzo de

2019 para exigir la retirada del proyecto de ley de extradición a China (Fugitive Offenders

and Mutual Legal Assistance in Criminal Matters Legislation (Amendment) Bill). En julio

de 2021 hubo protestas inéditas en Cuba y dos meses después las hubo también en Francia.

Hago referencia igualmente a las protestas por el asesinato de George Floyd en Estados

Unidos.

Todas las movilizaciones mencionadas se caracterizaron por la ausencia de liderazgos hegemónicos y la descentralización de las convocatorias. Vale mencionar otras movilizaciones recientes de importancia mediática y que se identifican con intereses específicos de diversos sectores sociales, como la que se ha conocido como "Un violador en tu camino", una performance creada por el colectivo feminista "Lastesis", de Valparaíso (Chile), y replicada en otras ciudades del mundo, y además las ya tradicionales marchas llamadas "del orgullo gay", correspondientes a comunidades LGTBIQ+.

Todos estos movimientos comparten, repito, algunas características significativas: liderazgos indefinidos, convocatoria abierta y descentralizada, diversidad social de los asistentes, proclama de reivindicaciones concretas y no sujeción a barreras ideológicas, partidistas o religiosas. A todas se les ha endilgado supuestos patrocinios más o menos siniestros: infiltración y apoyo extranjero, grupos internacionales como el Foro de Sao Paulo, Antifa, agentes imperialistas en Hong Kong y Cuba. Es posible que haya en esas acusaciones alguna verdad, pero es sesgado y calumnioso desconocer la participación en todas ellas de masas irredentas, hartas del tutelaje político de las distintas formas de opresión y autoritarismo. Otro factor común a todas es su no identificación explícita con alguna propuesta mesiánica o utópica.

Se puede afirmar que, así como hay una globalización dominante, hay también una globalización insurrecta, sin embargo, pareciera que esta última no pone realmente en peligro, al menos por ahora, el dominio de la sociedad planetaria por poderes fácticos que

acaso adelantan cambios menores, bajo la presión de los más vulnerables, pero evitan las

profundas transformaciones que podrían cambiar el destino de la afectación ambiental. Las

miserias crecen, los conflictos armados cunden (verbigracia, la guerra USA-Rusia en

Ucrania) y la destrucción del hábitat humano avanza. Hemos globalizado nuestro fracaso.

Sigamos con de Sousa Santos: "La desfiguración de la democracia es cada vez más evidente. Teniendo como objetivo original garantizar el gobierno de las mayorías en beneficio de las mayorías, la democracia se está convirtiendo en un gobierno de minorías en beneficio de las minorías". ¿Cómo que "se está convirtiendo"? ¿Cuándo y dónde en la historia, una vez que el hombre ha dejado su estado primitivo, ha habido algo que no sea gobierno de minorías en beneficio de las minorías? En todas las revoluciones de la historia, después de las victorias, ha habido períodos de "luna de miel" cuando se cree que al fin llegó el momento del gobierno de las mayorías, pero solo han sido períodos de incubación de nuevos opresores.

En una inteligente aproximación, de Sousa Santos hace una referencia a "las nuevas dictaduras" que me hizo exclamar "¡Dios mío, dónde he visto yo esto!" (a buen entendedor, pocas palabras bastan): "Las nuevas dictaduras que se anuncian en el horizonte no prohíben la diversidad política partidaria, más bien eliminan la diversidad ideológica entre las diferencias partidarias. No eliminan la libertad, la reducen a un menú de libertades autorizadas. No hostilizan el ejercicio de la ciudadanía, inducen a los ciudadanos a hostilizarlo o a serle indiferente. No reducen la información, la aumentan hasta el agotamiento por la repetición siempre igual y siempre diferente de lo mismo. No eliminan la deliberación política, hacen que la deliberación sea tanto más dramática cuanto más irrelevante, dejando las ‘verdadera’ decisiones a cargo de entidades no democráticas, ya sean Bilderberg, Google, Facebook, Twitter, BlackRock, Citigroup, deep state, etc.". Si no fuera por el lastre del determinismo marxista, probablemente de Sousa

Santos hubiese incluido en esa lista a algunos de los partidos izquierdistas gobernantes en nuestra América.

Tal vez este mismo determinismo hace que el articulista, puede que inconscientemente, ensaye una triquiñuela numérica tratando de aliviar un poco el karma de China, considerado el país más contaminante del planeta: "aunque China sea hoy el mayor emisor de CO2, lo cierto es que, si tomamos como referencia el periodo 1750-2019, Europa es responsable del 32,6% de las emisiones, EE.UU. 25,5%, China 13,7%, África 2,8% y Latinoamérica del 2,6%". El período presentado en el artículo abarca 269 años. China se puso al tope de los contaminadores en apenas 40 años, a partir del lanzamiento del proceso de Reforma y Apertura por parte de Deng Xiaoping en 1979 ¡Contaminación capitalista a gran escala en tiempo récord!

Muy interesante lo que acota de Sousa Santos sobre la guerra USA-Rusia que tiene como

escenario Ucrania: "La guerra de Ucrania, al implicar la profundización de la crisis de la

democracia, implica también la profundización de la crisis ecológica. Basta tener en

cuenta cómo la crisis de la energía fósil provocada por la guerra evapora todas las buenas

intenciones de la transición energética y las energías renovables. El carbón ha regresado

del exilio y el petróleo y la energía nuclear se están rehabilitando. ¿Por qué es más

importante perpetuar la guerra que avanzar en la transición energética? ¿Qué mayoría

democrática decidió en ese sentido?" Ninguna mayoría, apreciado hermano de inquietudes,

es la decisión de la atávica y opresora dictadura política-económica-militar-cultural

planetaria de la cual he hablado.

A mis amigos de izquierda les voy a transmitir un consejo que se da en la página Web marxismoycolapso.com, la cual ya cité en un artículo anterior. Primero la página lanza una advertencia: "No queda más de una década para el inicio de una dinámica de cambio climático súper catastrófico y de colapso civilizatorio global. Es necesario prepararnos para el cataclismo". Luego recomienda: "El Marxismo no tiene más de una década para realizar una renovación completa de su teoría y marco estratégico-programático para prepararse ante el cataclismo ecológico civilizatorio que alterará pronto, de raíz, la propia dinámica de la economía, la política y la lucha de clases mundial... esto hasta producir su derrumbe definitivo (…) ¡El Marxismo debe prepararse para un cataclismo histórico inevitable de envergadura geológica... o morir!".

No milito en el marxismo colapsista, aun así, considero que la izquierda debería tomar en cuenta estas palabras del párrafo anterior. Un cambio de la mentalidad izquierdista que la ha llevado a un rosario de fracasos en todo el mundo requeriría de un viraje total que la libere de los mitos que la aherrojan, de la prepotencia, del sectarismo, de la sujeción a las aberraciones del marxismo dogmático, de las incoherencias e inconsecuencias de la izquierda en el poder, de la concepción idílica e idealista de la realidad. Si no abre los ojos, aguza los oídos y cierra la boca (aunque sea un poco), la tal realidad se la llevará por delante y la enterrará junto a la civilización fracasada de la cual forma parte.



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Néstor Francia


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