Así somos porque somos así

En Venezuela pese al tiempo transcurrido, a las experiencias acumuladas, no dejamos de arrastrar rémoras del pasado, vicios que se han quedado prendados como lunares en la piel de la República, y no es fácil remover estéticamente hablando; o en el caso de nuestras prácticas cotidianas como Estado, estar en la legalidad estructural. Los derechos son inalienables e imprescriptibles, poco se practica lo consuetudinario, a menos que sea en lo administrativo, en que se ha cumplido en la práctica añeja. Otra cosa es que se haya hecho de ella un comodín que se saca de la manga cuando se requiere para favorecerse de alguna treta particular, personal, distinta a derecho, uso que el leguleyo toma a veces a la ligera para con tales recursos, desempeñarse como cosa corriente, cuando no lo es; pues son trochas, rastros, senderos que faltan a la ética profesional, y tratan de confundir, haciendo de tripas corazón, lo que no es más que bagazo, molleja, traste, para servir de embutido. El agua y el aceite no se pueden mezclar, aunque en realidad hay una forma no ortodoxa, llevándolos a sus elementos constitutivos, atómicos, entonces sí cabría tal posibilidad. Pues bien, vamos a arrojar un poco de luz sobre las sombras tratando en lo posible de despejar nuestro panorama, y poniendo en autos a quien corresponda, para de una vez ir atajando los demás entuertos, son solo abusos de poder, por parte de los funcionarios públicos, que no se pueden llamar servidores públicos, porque si de algo sirven, es para servirse de tales cargos, para su beneficio personal, y de quienes los secundan en el juego perverso de la corrupción, el estupro, la violación, y la inobservancia de las reglas de juego, y peor aún de las leyes de nuestro entramado jurídico que sigue vigente.

Son tantas y tan versátiles las formas que nos hemos ingeniado en cada período o mandato constitucional, que no alcanzaríamos a ponernos de acuerdo sobre cuantos han sido y cuáles los resultados fehacientes que en verdad sean en beneficio del país como un todo, una nación, un Estado, como rezan las cartas magnas. Como resultado lo que hay es como un arroz con mango, una naiboa con arequipe, una arepa con chocolate, una empanada con helado, y como si fuera poco, cada uno con un poco de mando se impone, como es costumbre desde 1830 a la fecha, y quien puja, lo hace más que con una lombriz, todo se confunde y se decide desde el mando supremo, el del alto mando, donde las decisiones tomadas se filtran, para darle el visto bueno, cuando es bueno y cuando no, pero que sirve a los intereses de grupos, de sectores. Es en la clasificación clásica de las sociedades burguesas, divididas en compartimientos estancos, y como sociedades de clases, desde los diferentes estamentos que ocupan posiciones de mando, administración y control, por los tres estados, pensadores, cuidadores y trabajadores, aunque el orden de los factores sí compromete al producto. Es solo una puesta esquemática para poder abordar un amplio campo espeso, aproximativo y con alto grado de dependencia, en cuanto a lo que hemos logrado avanzar cultural e históricamente hablando. Además, no podemos perder de vista que por otra parte existe la segregación espacial, ya desde los primeros y principales colonos ubicados del centro, pasando por los suburbios, la periferia y los arrabales, tierra de los desposeídos, los invisibilizados, aunque de ellos se acuerdan en períodos de elecciones, puesto que son fáciles de captar, ya que careciendo de todo, cualquier cosa les parece bien, ignorantes de la realidad, sin conciencia de clase, enajenados, son presa fácil de los patronos, de los políticos inescrupulosos.

Nuestra historia está llena de esas manchas que son difíciles de borrar, a veces se las ha logrado tapar con un paño de colores, con un mueble, con un paraban, para que las visitas o los vecinos curiosos no se fijen en ellas, como cuando antiguo, a la loca de la casa se la encerraba en un cuarto, o se la amarraba en el patio, donde sólo podía emitir sonidos, tal vez quejándose del maltrato en momentos en que le llegaba un destello de lucidez. Cuanto hay por contar, muchas son las experiencias, muchos los momentos en los cuales se dijo mucho y se hizo poco, tanto, que podría calificarse de casi nada. Y sin embargo estamos viviendo en el siglo XXI, y la cosa es aún de mayor contundencia, lo notamos en la política, que pareciera que es lo único y más importante por sobre todas las otras cosas, y todo se ha hecho depender de ella, de los políticos de turno, que siendo los que están, creen que son los únicos que son, y se imponen sobre el resto, puesto que ellos toman las decisiones sin consultárselas a nadie, nos referimos al soberano, y no me vengan con el sonsonete de que hay participación y protagonismo, y democracia, y las decisiones son tomadas en consenso, ya que hoy como ayer lo hay en demasía es representación de cada instancias desde las cuales se toman decisiones por estar organizadas y sin embargo no existe la autonomía, ésta queda a discreción de una instancia que se le impone desde el partido, desde la administración pública a través de alguna figura que responde al gobierno en la instancia correspondiente, con lo cual, estamos replicando la misma forma de la política en las democracias burguesas, y todavía diremos más, puesto que se trata de gobiernos presidencialistas, en los que todos los poderes se concentra en una sola persona, con tal poder y mando, que quisiera haberlo tenido cualquier emperador de los muchos que han pasado por la historia universal.

Todo gobernante estuvo siempre sometido desde el principio a controles externos, ejercidos por la misma estratificación de la cual dependía un grupo, un pueblo, una sociedad, donde a la cabeza estaba el de mayor experiencia, el primero entre los pares de cada familia constituida, y éstos les asistían para la toma de decisiones en función de las necesidades del clan, o de la cultura de las cuales tenemos conocimiento ya hace más de 120 mil años, de los 4 millones que tienen los humanoides medrando en la naturaleza que es todo lo que hay para la vida, el resto, lo hemos ideo creando para nuestra satisfacción personal o de la comunidad, repetimos, dependiendo del grado de avance y evolución del una civilización como tal. Si esto es así, claro está, no estamos siendo demasiado exhaustivos en el análisis, nos tomaría mucho tiempo y espacio, y ya no sería un artículo de opinión. Entonces, con todo lo dicho podemos demostrar que seguimos repitiendo los mismos supuestos de hecho, pero no de derecho, y como lo vemos, hay un pastiche y mezcolanzas al respeto, por parte de quienes subidos al coroto, establecidos en las instancias del poder, a través de los movimientos que se les van ocurriendo, tergiversando lo que consta en los manuales, en las normas y procedimientos, en lo que está expresamente estipulado en las leyes, y no menos que en el propio marco jurídico, filosófico y doctrinario que es la Constitución nacional, el contrato escrito en Venezuela según la tradición española, francesa y sobre todo romana.

Se pretende que el gobierno sea revolucionario y se echa mano del comunismo, del socialismo, de las izquierdas, en un contexto que se amolda por intereses a sistema cubano, ruso, chino, sobre el riel del chavismo y del madurismo, donde además interviene los altos mandos militares, puesto que la sociedad está prácticamente militarizada, si no veamos los ejemplos siguientes, en lo cívico militar policial, la tendencia es a uniformar las acciones de arriba hacia abajo, no podría ser de otra manera en un esquema de tal naturaleza, por lo que el comandante en jefe tiene a sus comandantes en jefe, a quienes les jira instrucciones, y estos a su vez a su subalternos, una cadena de mando y de comando, donde los civiles no juegan papel preponderante, sino de masa para abultar la figura de una unidad indisoluble que puede calar muy bien, si efectivamente se cumplen los objetivos, planes y proyectos de una estrategia encaminada en brindar el mayor bienestar a la nación, donde no debería haber privilegios, prerrogativas, franquicias, excepciones, dispensas e indultos, a ciertas figuras y personajes de la trama en que se cumplen a diario los negocios públicos, en los cuales están involucrados de arriba hacia abajo, y no tan abajo, pues apenas si llega a tener efectiva vigencia en el tercer peldaño descendente en la ya mencionada estratificación social de las cual no nos hemos podido desprender, pesa a que se supondría es el principal motivo de un proceso de cambios revolucionario, chavista, antiimperialista, antineoliberal, antioligárquico, antiburgués, y antiburocrático; y en el cual la vanguardia preclara, forma cuadros en tal dirección, siendo principalmente con conciencia crítica sobre el bien y el mal, sobre lo que es correcto y lo que es incorrecto, sobre la honestidad y la deshonestidad. Pero falta todavía mucho para que sea así.

Hablamos de principios y de valores, hablamos de lo que es moral y la ética como conducta, hablamos de que todos somos iguales ante la ley, nadie llámese presidente, general, magistrado, ministro, o cualquiera investido de autoridad está por encima de la Constitución, y no tiene derecho a manipular, mentir, engañar, comprometerse a hacer lo que luego no cumple, a ofrecer, a dar falsas esperanzas, y luego, como si nada, salir con una sonrisa de oreja a oreja y con su cara bien lavada, aquí no ha pasado nada, ustedes están ahí para obedecerme, pues el Estado soy yo, y cuando digo yo digo ustedes que me siguen y me apoyan y hacen que yo permanezca en la silla presidencial, y sea dueño absoluto del coroto, y les envío regalos, dádivas, bonos, remesas, y toda la inversión que se realiza desde el gobierno, como si se tratara de algo personal, de buena gente, de alguien que es altruista y comprometido con los demás, cuando es su obligación, está obligado porque sí, porque lo demandan las leyes, se lo exigen como figura principal del Estado nación. Pero esto, pareciera que no se ha comprendido todavía suficientemente, y vamos por la vida sin pararle mucho a las cosas, porque nosotros somos así, y así somos, chéveres, no importa si hoy nos va mal, y mañana también, como entregados a los avatares de la realidad que nos es más que lo que todos hacemos para que ella realmente sea; somos los hombres y las mujeres, los sujetos históricos lo que hacemos que el mundo desde las ideas, los pensamientos, las concreciones hacemos que el mundo tenga sentido, por lo que debemos decir con la verdad por delante, que todos nos merecemos que se nos trate con, con respeto, con honestidad, con la verdad por delante, y no tratarnos con ese criterio supino de superioridad, pues el hábito y no el atuendo hacen al monje.

Es una obligación de carácter ético moral de todo servidor público cumplir y hacer cumplir las leyes, todas ellas, no solo las que pueden servir para una mejor práctica en el desempeño de las funciones inherentes al cargo, sino, y principalmente a aquellas que se abocan a controlar el burocratismo y la severa previsión y punición del delito, de la corrupción, y de las mafias que se organizan en las instancias de poder, desde donde se maniobra en perjuicio de las instituciones y del país en general. Históricamente podemos interpretarlo como una realidad debida al grado de imaginación puesta al servicio por parte de los responsables directos de darle continuidad a los asuntos relacionados con los negocios públicos, con lo que atañe a la buena administración de lo que comenzó siendo la Provincia de Venezuela, parte de la generación. Para abreviar el cuento y lleve a los lectores en un recorrido coherente entre los hechos y lo que se supone acontece sumariamente desde el fondo hacia la superficie de los aspectos más relevantes, y con algunos detalles que ilustren la travesía, mientras rápidamente nos desplazamos sobre la geografía de lo local, con algunas coincidencias sobre las regiones dado el relacionamiento que hay entre lo que son los confines del territorio y cómo sobre antiguas presencias se constituyen los pueblos, sus parroquias y ciudades, en las cuales hacen vida cada una de las expresiones vernáculas, unas con raíces más profundas, ancestrales, otras con relativa presencia previa a la presencia de nuevos componentes, más gregarios y que responden a un sistema estamental, distinto al que existe, más tribal, más primitivo, más arraigado a la naturaleza, y atrasados con respecto a un conocimiento formal sobre el mundo, aunque sean varias cosmogonías presentes, y que por intereses individuales y desatadas pasiones, van a perturbar lo que en principio se supuso fue un momento en el cual hacen contacto dos mundos muy diferentes.

He tratado de mantener una postura impersonal, acorde con la búsqueda de la verdad y decirla, esto, considero es lo más sano, ya que pondría las cosas en el lugar que deben ocupar, estamos conscientes de lo que podría afectar ciertos intereses, pero estos se han aprovechado por siglos de la pretendida verdad de los hechos (noticias falsas) cuando en realidad no lo era, sobre todo cuando con conocimiento de causa, se utilizan medios no acordes para alcanzar un fin, fin que favorece a un sector, en detrimento de otro, que ha sido afectado (estaríamos en el campo de la postverdad), de grupos de intereses, sectores o de instituciones trucadas por un supuesto poder sagrado o de otro tipo, ante la cual hay que inclinarse y rendirle culto y veneración, mientras los sujetos son sometidos y denigrados, y a veces sufren consecuencias que los afectan de por vida. Hay una historia del descubrimiento, la conquista, la implantación, la colonización, la emancipación, la independencia, la democratización, la participación y el protagonismo. De hecho, se ha escrito sobre la historia de la propia historia, y de cuanto hay y puede ser objeto de estudio, de su tiempo, su espacio y cuánto significa para la sociedad en la que ocurre. La historiografía tiene todo u paraguas de ocasiones en las que la historia ha intervenido sobre objetos y sujetos, interviniendo en lo real y lo fantástico.

Volviendo a lo que somos, y siendo sujetos sujetados por las ideas, los pensamientos, los sistemas, objetos o sentimientos e intereses, que logran tocar o perturbar nuestra naturaleza interior, del grupo, el sector, la sociedad, la cultura o civilización a la que estamos adheridos o pertenecemos, concomitantes o subsumidos por ella o él. Podemos permanecer en compartimientos estancos y vivir retirados en la ciudad, lo que sí es más difícil es vivir aislados de los demás. Llegamos al mundo cual seres dotados de inteligencia que al parecer es una capacidad solo de los humanos, de la cual están limitadas las demás especies vivas; además de la posibilidad de ir a lo trascendente si logramos cumplir con ciertas tareas previas en este mundo, donde hay ventajas y desventajas que se deben superar, dejando de ser dependientes y lograr vencer los obstáculos, que son pruebas que debemos superar pasando entre situaciones de mayor complejidad, de lo abstracto a lo concreto, para hacerlo más inteligible y al alcance de las mayorías.



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Franco Orlando


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