50° en la historia del Liceo Dr. Gerónimo Maldonado (1)

Un poemario a los 5 años y silencio a los 50

Lecciones no aprendidas de esfuerzos sin parangón

"Para aquel, por aquellos que su mirada abre huellas"

Jorge Moret

Pensé mucho a la hora y antes de escribir del cincuentenario del Liceo Dr. Gerónimo Maldonado, h. para no caer en un simple mensaje de felicitación, que, si bien es oportuno, en nada nos ayuda a la hora de plantear una profunda reflexión que marqué un antes y un después de estos 50 años de aniversario. Que deben ir un poco más allá de lo protocolar y del desfile para exhibir franelas y mostrar pancartas; compartir un sancocho y terminar en una francachela.

Hace poco curucuteando y digitalizando el archivo fotográfico - hemerográfico del Dr. Héctor Rodríguez Dugarte -gracias a la gentileza de su esposa Beatriz- me topé con un documento singular que desconocía y me conllevó a una profunda reflexión. ¡Qué cosas se hacían antes con las uñas y ahora con toda la tecnología y recursos no hacemos nada!

Es un poemario del entonces estudiante y hoy flamante periodista Jorge Moret "Jorgito" para los más allegados, intitulado Los 13 Romances que yo pinté, edición cultural de G.E.R., aniversario CC "Dr. Gerónimo Maldonado" Bailadores Edo. Mérida 1978-1979. Que por cierto está dedicado al Dr. Héctor.

Lo primero que me impresionó es que su edición fue en multígrafo, allí Manuelito pago su noviciado. ¿Me imagino cuantas horas de trabajo y de desvelo?, La obra está ilustrado, aunque no aparece el nombre del autor de las mismas; con prólogo del Licdo. Ramiro Herrera, donde deja por sentado que el logro del poemario: "…es precisamente el aporte de sus aptitudes creadoras, expresada en poemas de finos versos y fluidos estilos, que determinan ya, la veta artística que surge de su intelecto…". La presentación es de nuestra recordada y admirada profesora de historia Licda. Ibel Vivas, donde nos señala: "…que este pequeño poemario ha sido presentado con dos facetas: la primera destaca el amor a la MADRE y la segunda el amor a todo lo que nos rodea, especialmente el amor de nuestros primeros años juveniles" por eso el poemario está consagrado "PARA ELLA LUZ, TRABAJO Y ESPERANZA QUE JAMÁS TENDRÁ FIN"

Quizás el simbolismo del número 13, en Los 13 Romances que yo pinté, lo encontramos en el último verso del romance primero Solo fecha eres hoy 13 de un mes: "Todo fue un día Martes 13/ donde las flores se marchitaron/ las luces se apagaron/ todo quedó en silencio"

La figura maternal está presente en el romance tercero MADRE: "Cuando el sol brilla/ no hay noche que oscurece/ sus lágrimas las esclarece/ por ser madre sin igual"

La lectura del poemario nos deja un sabor de desamor en el autor, de despedida a un amor ido sin siquiera decir un adiós: "Tal vez quise ser feliz/ tal vez quise ser amado/ o quizás y tal vez de felicidad/ se ha convertido en odio recordado"

Pero a la vez es un canto a la esperanza: "Para que la luz del cielo colme alegría/ por el Señor del Cielo para que emprenda su obra de amor,/ por todos nosotros para nosotros…/ ¡Piedad y misericordia!"

El último poema Rencilla de pueblo concluye con una invitación: "Quiero terminar mis versos/ invitándolos a que admiren/ a su majestad las Madres/ cuan más bellas que un altar"

Por esta y otras cosas los tiempos pasados fueron mejores, nuestro Liceo fue un icono regional en Ciencia y Tecnología, en el deporte, en la cultura y en la cátedra bolivariana, con debates, veladas y encuentros con personajes inolvidables como Don Luis Zambrano y el Dr. Pedro Durán. Parafraseando a Don Luis es oportuno decir: "No dejemos que al Liceo la noche le llegue al mediodía", que estos primeros 50 años, más allá de la celebración sirvan para retomar ese sendero de los años dorados, cuando publicaciones como esta eran la mejor muestra de todo su potencial creativo. ¿Cuántos alumnos pueden ser el emulo de un Don Luis Zambrano, los pininos de Jorge Moret o la sapiencia de un Misael Rosales?, que hace falta… Voluntad y más voluntad, direccionalidad y convertir al Liceo en un proyecto de vida para quienes allí laboran, como lo fue en los años del profesor Luis Zambrano, quien con energía y sin ser Villoro se echó a la Institución en sus espaldas.

Mirando por el retrovisor de la historia, me imagino el mes de julio del año escolar 1978-1979, hace 45 años al Liceo convertido en una colmena donde cada uno aportaba lo suyo. A Manuelito saca que saca esténciles y al resto compaginando las páginas que hoy nos muestran la lección nunca aprendida de un esfuerzo colectivo y sin igual, donde con tan poco se hizo tanto y ahora con mucho se hace tan poco. Quizás ahora nos centramos en el adorno y guinda de la torta y olvidamos que lo trascendente es la más que da el sabor.

A 45 años de esa quijotada, vaya mi reconocimiento a todos quienes la hicieron posible, en especial al profesor Jorge Moret, que le siga cantando a la vida, a la Madre y a la esperanza. Es la primera entre otras reflexiones con motivo de este aniversario. El pasado nos enseña que el presente también puede ser posible. La historia es Maestra y consejera. Lo peor es vivirla de espaldas.



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Néstor Abad Sanchez


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