A mi querida Misión Sucre en su nuevo aniversario

En otras oportunidades hemos escrito, señalado, criticado y reconocido el trabajo que se ha realizado dentro de las Misiones Educativas.

Hace poco escribí referente a ese camino recorrido dentro de la construcción de un nuevo modelo educativo andragógico, humano, objetivo, unitario, adaptado a los cambios y realidades del nuevo milenio.

Hemos avanzado rompiendo paradigmas o utopías  sin contenido y sentido filosófico, llegando donde hace mas de 50 años la educación no llegaba, apartada de un mundo lleno de miseria, analfabetismo, en una penumbra que reinaba en el seno de nuestro pueblo, y solo unos pocos con sacrificio, con sudor, pudieron llegar a obtener su bachillerato, conseguir entrar a una universidad pública, mientras que los de cuello blanco, Adecos, Copeyanos, empresarios,  manejaban la educación a su antojo para poder tener el control de un país rico con un pueblo extremadamente pobre.

 Aquí el dilema, estamos cambiando la estructura de un sistema educativo caduco, lleno de corredores sin salida, donde ahora podemos ver la luz en el fondo, sonrisas, satisfacciones, donde una gran cantidad de hombres y mujeres están cumpliendo con ese sueño de tener una carrera, poder decir que logro obtener algo que era inalcanzable.

La municipalización de la educación es un gran paso a la democratización de la educación, la universidad va a tu casa,  allí en la escuela de la esquina, el preescolar, el liceo, esa Aldea ejemplar, pero la Misión no es la estructura, las paredes, la verdadera universidad está en cada uno de los participantes, triunfadores por Ayacucho, enalteciendo a ese joven irreverente llamado Sucre.

Cada día que pasa debemos de aportar ese amor, ese sentido de pertenencia, esa visión integradora, el Poder Popular estudiantil, la articulación con las organizaciones, la motivación a todos aquellos que aun la ven como una universidad común y corriente, donde solo queremos graduarnos para conseguir un empleo, claro que todos queremos tener una estabilidad, pero debemos dejar un legado, no olvidarnos de dónde venimos y para que nos formaron.

Quiero felicitar a esos hombres y mujeres que han dado todo por nuestra Misión Sucre, en su mayoría sin pedir nada a cambio, otros sin herramientas suficientes, pero siguen cumpliendo.

No se rindan, sabemos que nada es perfecto, que siempre habrá quienes nos juzguen, nos señalen, pero eso nos fortalece, nos llena de energía, como dice el Quijote “ están ladrando los perros es porque estamos avanzando”.

Somos una gran familia, sigamos dando muestras de unidad, participación y protagonismo, haciendo patria para quienes nos siguen.

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John Duarte


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