Aventis

La guerra del pan y los huevos en Venezuela

Los alimentos en Venezuela, resultan ser costosos, como consecuencia de la especulación de quienes los muestran y ofrecen en las calles de nuestra ciudad, ante la mirada sórdida de funcionarios del orden público, quienes no hacen respetar las ordenes emanadas desde el Palacio de Miraflores, por parte del ciudadano presidente, Nicolás Maduro Moros. El gobierno bolivariano de Venezuela, sigue teniendo un férreo control de las divisas y sus cambios y mediante asignaciones, los empresarios pueden importar alimentos que, al llegar a los muelles del país, casi cuadriplican los mismos-

La Federación Venezolana de Industriales de Panificación y Afines, (Fevipan) a pesar de recibir la materia prima adecuada para hacer los tradicionales panes, sus afiliados que son casi ocho mil panaderías distribuidos en el país se encargan de elaborar tortas y dulces a un precio muy exagerado e imposible de adquirir por parte de amas de casa que tiene un ingreso muy por debajo al salario mínimo.

El costo de cada saco de harina panadera es muy económico para el valor de un pan francés, campesino o siciliano. Es de destacar que, los organismos encargados de regularizar los precios, poco hacen y su personal desconoce la realidad de los hilos del comercio informal y legal para comercialización del producto. No atacando las consecuencias del mismo.

Los precios, varían de un lugar a otro, aunque la Sundee exige precios inferiores a los costos de producción, hay que destacar que, muchas veces esta harina ya viene preparada y solo se debe amasar, hornear y vender al público. Las ganancias resultan muy exorbitantes.

Es común observar en las panaderías un aviso que manifiesta no tener harina, pero, resulta que al hacer una inspección se determina en el interior del depósito, una buena cantidad de sacos, cuya facturación por valor de unidad es sumamente económico, entonces, no se explica el alto valor del mismo.

A muchos productos de la cesta básica, no es necesario hacerles ajustes, porque, los mismos son subsidiados en los costos y los dueños de esos locales comerciales, obtienen una ganancia exagerada en la venta de los mismos.

La GNB y PNB, cuerpos de seguridad del Estado, poco cooperan en la aplicación de dicha ley y se prestan, junto a los dueños de la panadería en la especulación y amenazan a sus trabajadores a mantener silencio o ser cesanteados, sí es cerrado el negocio, como tal.

El pan, debe tener un precio estable, porque todo su costo es cubierto por el Estado Bolivariano y no produce pérdidas y, todo lo logrado se hace por consenso y diálogo.

En muchas ocasiones al hablar con algún venezolano o colombiano estará presente en dicha conversación la arepa o el pan de trigo, alimentos que son motivos de orgullo e identidad en dichos países. Aun cuando existen diferencias entre las arepas venezolanas y las colombianas —como entre los distintos tacos mexicanos, la pasta en Italia o el asado en Argentina— no cabe duda que estos producto se han popularizado y está poniendo en alto el nombre de estas naciones.

Existen diversas razones que podrían explicar esta popularización de la arepa y el pan. Quizá la migración de colombianos y venezolanos en los últimos años ha permitido que lleven y compartan su exquisita cocina con países de todo el mundo. O tal vez se trata de que en la actualidad existen cada vez más amantes de lo fit, lo orgánico y los productos libres de gluten; y la arepa es un excelente sustituto para el pan "integral", que a veces de integral sólo tiene el nombre. Ya que algunos panaderos asumen una conducta inescrupulosa ante el consumidor


Venezuela atraviesa una aguda crisis económica y financiera, con una inflación disparada y una severa escasez de alimentos y medicinas. Largas filas se forman en supermercados y, desde hace meses, en las panaderías. El resultado es el mismo, lograr la compra de una unidad de harina, sea de trigo o de maíz

El gluten es un conjunto de proteínas que se encuentran en los productos derivados del trigo, la cebada, el centeno y la avena. Recientemente han aumentado los casos de alergias al gluten, por lo tanto, muchas personas han decidido llevar dietas libres de pan. Pero, como sabemos, es muy complejo construir una dieta que evita un producto tan básico como el pan. Aquí es cuando la arepa tiene su oportunidad La arepa se prepara a partir de maíz, un poco de agua y sal. El resultado es un alimento que se combina a la perfección con diversos alimentos, como pollo, carne, queso, jamón o verduras.

Cuando me encamino al mercado municipal, paso por el frente de tres panaderías, en oportunidades se lee, no hay harina, pero, tres días antes, observaba el descargo de un aproximado de cien sacos. Otras veces restringen su venta, lo que expresa, un acaparamiento inusado del mismo producto.

Entendemos, hay un complot desalmado para inducir escasez de cualquier alimento básico, para muchos es una batalla pérdida y, por esto, la ciudadanía espera el despliegue de verdaderos ciudadanos e inspectores honestos. Comprometidos con la defensa del país.

La violación de Precios Justos, constituye una constante y, los productos suben y suben. Es obligación del gobierno bolivariano frenarlo. Loes empresarios chicos, como grandes, deben de una vez, cortar este abuso y la desvalorización de ambos productos, el pan, huevos y arepa

A lo largo de la historia, el hombre ha perfeccionado las técnicas para hacer pan, por medio de utilizar diversos ingredientes, dulces y salados, semillas, granos, entre otros. Hoy en día existen más de 315 tipos de pan, pero ¿cómo fue su comienzo?

Se dice que fueron los egipcios quienes inventaron el pan hacia el 4.000 a.C. Los egipcios practicaban una agricultura muy rica en el cultivo de cereales. Se les atribuye a ellos la costumbre de colocar un trozo de pan de trigo en el puesto de cada comensal. La base de la alimentación de los egipcios pobres era básicamente pan y cebolla.

Los griegos adoptaron el pan egipcio a través de sus relaciones comerciales y perfeccionaron las técnicas por medio de agregarle trigo, cebada, avena, salvado, centeno, especias, miel, aceites, frutos secos y otros ingredientes, así como diferentes tipos de horneados. Esto fue en el siglo III a.C. Para los griegos comenzó como un alimento de rituales de origen divino que más tarde se popularizó.

En un principio los romanos no acogieron el pan, debido a que era muy ajeno a sus tradiciones. Luego pasó a ser un alimento caro, disfrutado solo por familias adineradas. En el año 30 a.C. los griegos contaban con panaderías especializadas en Roma que fueron las que lograron masificar su consumo. Era muy estricto el sistema de fabricación, puesto que era un negocio familiar que solo podría heredarse de padre a hijo.

Sea como sea, el pan forma parte de nuestras vidas y lo comemos caliente, frío, como emparedado, integral, blanco, con cereales, de papa y de muchas otras formas. Cada país tiene sus propias costumbres culinarias, pero sin lugar a dudas, el pan ha demostrado ser el mejor alimento para épocas e hambruna y pobreza.

A nivel mundial Alemania es el país en donde más se consume. Se calcula que los habitantes del país europeo consumen hasta 106 kilos por persona al año. Cabe destacar que el mínimo aconsejable por la Organización Mundial de la Salud es de 90 kilos por persona, para una correcta nutrición. En Latinoamérica, Chile lidera el consumo de pan con un total de 96% por persona al año, siguiéndole Argentina con 76%, Ecuador con 37%, México con 34%, Brasil con 31%, Perú con 30%, Colombia con 22% y Venezuela con 19%.

El pan es uno de los alimentos básicos en todo hogar. Su historia se remonta al año 4000 a. C. y se ha transformado en un infaltable en la dieta diaria de las personas, con más de 300 variedades.

Ojala, viniera de nuevo, el bolsón económico, una buena cantidad de biscochos a precios estable.



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Emiro Vera Suárez

Profesor en Ciencias Políticas. Orientador Escolar y Filósofo. Especialista en Semántica del Lenguaje jurídico. Escritor. Miembro activo de la Asociación de Escritores del Estado Carabobo. AESCA. Trabajó en los diarios Espectador, Tribuna Popular de Puerto Cabello, y La Calle como coordinador de cultura. ex columnista del Aragüeño

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