Alquimia política

Ingrid Chicote, la voz despierta del amanecer

La poetisa Ingrid Chicote (Caracas, 1965), es una voz discursiva de la poética venezolana, que he calificado como "la voz despierta del amanecer". Y es por el hecho se coincidir en ella un interés por la naturaleza, los sentimientos humanos y la presencia de la luz en cada imagen que simboliza en cada uno de sus poemas.

Nos ha tocado leer su texto "Noche de pelambre" (2013), la cual en cuarenta y ocho poemas, hace muestra de la relación constante entre la vida orgánica y la vida natural; dibuja los detalles y los simboliza, como por ejemplo en su poema "Las iguanas", la poetisa dice: "Todo verde/recuerda orígenes/ que se pierden en el tiempo…"; o en su poema: "Las abejas insisten", en donde da una imagen integral del sentido vital de la naturaleza: "en meterse en los bombillos/mientras que la noche insiste/en clavarse de oscuridad".

En el poemario "Noche de pelambre", hay una cartografía animal bien definida: los perros, los gallos, las iguanas, los peces, las aves de rapiña, los grillos, los caballos, los colibríes, los gatos, la tortuga, y los reptiles; y un escenario en donde hacen vida estos elementos vivos no racionales, caracterizados por ser imágenes delimitadas por su uso o belleza: el autobús, los árboles, las pieles antiguas, la sombra de flamboyanes, el asfalto de la calle, los cerros, los cables eléctricos, los corales, las algas marinas, las cinerarias, entre otras; cubiertos por el humo y la lluvia, fungiendo como cabellos enredados entre los acontecimientos y los seres vivos-no racionales que se muestran a los hombres desde retazos de oscuridad, donde se busca, a juicio creativo de Chicote, "…caminos escondidos/en las paredes".

La mejor descripción de la poesía Chicote, la hace la propia escritora en una entrevista concedida a Miguel Antonio Guevara ("No hay nada más político que la poesía y sus relaciones intertextuales", febrero 2016), en la cual expresa: "... Creo ser consecuente con el discurso con diversos códigos. Las angustias son las mismas en este mundo lleno de enfermedades del alma. Yo creo no anclarme a nada. Que nada me ate. Por ejemplo cuando escribí los poemas que están en Caída Libre, sólo al leer el prólogo que amorosamente escribió Eduardo Gasca, me percaté que por ejemplo, Los Lebrunos del Alba, él lo considera un solo poema. Sinceramente no pienso mucho en estas cosas cuando escribo. No intelectualizo lo que escribo. Mi discurso no puede ser diferente porque él tiene la impronta de la realidad, me hace reaccionar en la página en blanco…"

Y en cuanto al poemario que nos ocupa, "Noche de Pelambre", o la memoria de los viajes para Chicote, ella se pregunta: "¿Un mismo discurso, la misma voz? No lo sé… Distintos códigos ¿O los mismos códigos?". Es en razón de esos códigos, de esa naturaleza vinculada con la vida, a través del movimiento de animales cercanos a los hombres, en el drama de las amapolas solemnes "…que vienen abrirse para los colibríes/ Vuelan rampantemente/ en la mirada/ mientras las bestias de la noche/ se aturden/ deteniendo la belleza/ pestañear de universo".

¿Qué encontramos en "Noche de pelambre"? Encontramos a la voz de quien despierta el amanecer vinculando la alegría de la vida con las alegrías en el mundo sideral que se esconde en la vitalidad del silencio y la oscuridad; Chicote derriba esa barrera de tristeza que se tiende a ver el silencio y la oscuridad, le da luz, "Las puertas se abren/ para pasar la noche / que se abre en el adentro de los lirios…" La misma autora, en otra entrevista, esta vez realizada por Emilio Pino Salinas, en el 2014, expresa: "Empecé escribiendo poesía desde muy niña, porque siempre tuve problemas de comunicación con las personas y sobre todo con mis padres, siempre veía las cosas de maneras distintas. Mientras mis tíos y mis primos andaban jugando la ere y al escondido, yo andaba con los libros. Me encantaban los libros, y me gustaba mucho la música: la música siempre ha sido un factor importante para mi vida… Yo no puedo dividir a Ingrid que si es poeta o no, soy una sola persona, una persona que escribe…". A esa afirmación de la poetisa, hay que agregar: una persona que escribe e irradia de luz los espacios silenciosos de la oscuridad; por lo que habría que destacar que esos espacios oscuros tienen su propio código y sus propias reglas de reconocimiento.

Para otros lectores de Ingrid Chicote, su poesía es lírica e intimista, donde la memoria y el recuerdo juegan un papel fundamental; una memoria incrustada en la esencia de la naturaleza y sus bifurcaciones en el medio de sentimientos, miradas y vestigios de explosiones vigorosas tintadas de recuerdos y dolor. Hay un código de dolor no entendido, no aproximado aún en "Noche de Pelambre", pero sí hay punzadas intermitentes de un dolor agudo que busca su lugar en los entrepaños de la noche y el amanecer.

Acercarnos a la voz poética de Chicote, a través de "Noche de Pelambre", es conocer una parte de ella aún en proceso de evolución; no es la misma poesía que se expone en otro de sus libros titulado "La ruta de los ancestros" (2011), donde se hace un tributo a la lucha y a la perseverancia de la mujer en su confrontación con el tiempo y su victoria sobre ese tiempo. Nada mejor que entender la poesía de Chicote, a través de esa oración en prosa que ella legara, hace algunos años (2014), como emblema de su madurez poética, titulada "He dicho" :"…Feliz día de la memoria. De los corazones propios, de los corazones ajenos y las deudas por cobrar. Que vivan las camillas de madera, las mudanzas y las neveras descongeladas. Hoy también es un maravilloso día para el afrecho y la granola, para caminar sabroso en la tardecita y para ir por ahí, viendo volar papagayos. /Decreto la felicidad del papelón con limón, el pan de horno y los aliados y por si fuera poco que la cabeza de los míos se quede sobre el cuello y que sus cerebros nunca sean flotantes. Amén. He dicho".

En "Noche de pelambre", donde está inmerso un código de dolor intermitente, está también un canto a la alegría, a la grandeza humana; cuando se dice: "Los tejidos que asoman/por las manos/ sienten/ que hay ciertas pieles/ que sirven para madejar/ una historia", se está ante la constelación del alma que se llena de luz y que gravita entre el dolor, el silencio y la oscuridad, convirtiendo la palabra en valentía y coraje, sin olvidar gota a gota, de donde vienen los sueños.



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Ramón Eduardo Azócar Añez

Doctor en Ciencias de la Educación/Politólogo/ Planificador. Docente Universitario, Conferencista y Asesor en Políticas Públicas y Planificación (Consejo Legislativo del Estado Portuguesa, Alcaldías de Guanare, Ospino y San Genaro de Boconoito).

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