Lo que está no es lo que vemos ni lo que somos

Este artículo, es inapelable por ser temporal, cubriendo el espacio de lo inmanente, de lo específico como contenido en un continente. Se base en lo que hay, lo que se tiene de lo que es, de lo que ocurre, lo que fue ayer, es hoy y será mañana, lo futurizo como lo manifiesto del presente continuo. Se trata de lo simple a lo complejo de las formas de la experiencia de la existencia al pasar lo que cada historia recoge como biografía personal, en lo que es contenido por lo que está, el sí mismo universal, de donde parten las otras historias de lo particular a lo general, con sus perspectivas, y desde las expectativas propias, según los planteamientos que adoptan los esquemas. El registro va hacia la búsqueda de lo que es real, es decir de lo trascendente mientras se desgrana la realidad de lo vivido. Prendados de los acontecimientos que ocurren desde antes de ser arrojados al mudo donde se inicia el recorrido por el sendero, donde ser recoge y acumulan los fardos, o se transita solo y con lo puesto, asentando los hechos de los supuestos de lo que se tiende a considerar vida. En purita verdad lo que está es otra cosa admitida de Perogrullo, no es la cosa en sí misma ni es así. Es entonces no lo que resulta del sí mismo sino todo lo contrario, nada desde lo que es la ilusión de los sentidos, y sus expectativas, al tratar de colmar el vacío de la nada, y se van pergeñando las ideas, los pensamientos, las infinitas formas de lo que se llega a conocer mientras se dan puntadas en el tejido del entramado de la mística a lo cuántico. Los hilos invisibles que nos unen al cosmos hilvanan en la gran madeja de las abstracciones que se concretan en la formas etéreas y eternas de lo que se trata de aprehender desde la razón lógica, de la imaginación de lo simbólico como las fórmulas que nos remitirán las fuentes de origen, donde emanan las proyecciones de la matriz, abrevados desde la singularidad, en narrativas como planteos manifiestos desde disertaciones que quieren expresar desde las musas de los sentimientos, mientras en trozos con trazos se escriben y describen sistemas y doctrinas sobre lo que creemos y creamos como si fuera lo que hay. Pero debe haber algo, debe haber referentes, y si en cambio no lo hubiera, no hubiera niveles, ni planos, tampoco dimensiones, menos direcciones sino pura conciencia y eternidad manifiesta como singularidad, como energía, como partícula densa y caliente, que el logos expresa como physis, como gran explosión, como primordial vibración y onda. Esto es el paso en el aquí y ahora presente y consecuente, proyectado hacia el futuro sobre el mapa extendido hacia el todo inabarcable. Cada quien, en su contexto, en sus roles halagüeños o no, meras apariencias de las infinitas formas que son deseos sobre las cosas que se quieren alcanzar y poseerlas. Si nos remitimos a lo que hubo, a lo que es imposible por improbable en su demostración; solo sabemos lo que nos han hecho creer por lo menos en lo que hay en Occidente, porque en la acera de enfrente es lo que está antes de que el tiempo fuera, antes de que se manifestara en la nada y el vacío. El parteaguas de lo que se ha buscado de manera errónea o desde otras posturas en bases a suposiciones, a través de hipótesis, de elaboradas tesis, desde epistemes que son más de lo mismo, no de lo que ésta sino de lo que es y se basa en lo remitido por los expertos, en bases a previos, específicos y significativos aspectos sobre asuntos que remiten a particulares y parciales enfoques. No se tienen todos los datos, son muchas las variables, llenos de expectativas, de lo concreto, apartando las abstracciones. Pero por caso no es el observador a quien se remiten las subjetividades, y lo que las respectivas disciplinas evocan de los conocimientos, y se paran en tales referentes previos. Sabemos de verdad o suponemos que lo que se ha planteado es lo fundamental, aunque no en absoluto. Lo que nos demanda lo que es verdad es lo real, pero acaso no es sólo la idea previa y sus respuestas parciales, mientras las preguntas se multiplican. Aquellos que buscan, al final del sendero sólo hallarán la nada, de vuelta al vacío sin formas solo el absoluto, porque lo que vemos, lo que oímos, lo que decimos, se basan en intuiciones, percepciones, los permanentes cambios que nos remiten a lo profundo de tales aspectos desde la crítica a la razón pura, al sentido que nos remite desde lo cognitivo, lo que conceptualmente nos aparta de la ignorancia supina, de los detalles, los datos como fichas que debemos encajar en el gran rompecabezas que irá teniendo forma y contenido sobre lo que es, pero no de lo que está, porque aquello es mero reflejo de la luz que rebota en el espejo pero no muestra la energía que lo contiene, sino la mera la idea, como si fuera suficiente para denotar lo que hay como ser de las cosas dadas. Hemos alcanzado el estadio de lo que creemos y creamos, como un holograma que se proyecta en fractales de la infinita dimensión que se repite al infinito como fractales que muestran la forma del ser como experiencia. En este plano dimensional todo está bajo un camuflaje que recubre los cuerpos y sólo se manifiesta el ente, no lo que está, sino lo que yace en la matrix y no quiere despertar, si lo hace, si se da cuenta, no volverá a dormir, sueño y vigilia serán lo mismo, la unidad.



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Franco Orlando


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