La cultura es mi arsenal

La cultura de contenido, a sido atacada y maltratada después del impulso que traía, ahora se agiganto con el receso de la pandemia.

Aunque se podría atribuir que le viene un aire, por los tiempos de elecciones y los que tienen el deber de impulsar la cultura, están llamados hacer efectos: al parecer tienen órdenes de activar, lo único que puede ayudar a recuperar lo perdido, sabiendo lo necesario que es asumir responsabilidad con lo que tienen deberes, de elaborarla como necesario: porque en el fondo saben que con la cultura superficial, lo que hacen es captar votantes; pero irresponsables, que seguramente ni asistirán el día del llamado; en cambio la cultura de conciencia podría hacerlos mantenerse en el poder si llegan a entender que lo que pueden hacer vale la pena.

Lo que sucede con la cultura responsable es que no es apoyada, de manera que pueda captar la asistencia de los que la necesitan, por lo tanto la ausencia de comprometidos es notable; comparada con la superficial donde la publicidad es manejada en extremo; dirigida a una masa que inconsciente asiste como borrego a la superficialidad.

Los activadores responsables que saben de la necesidad que tiene la conciencia en una revolución, se esfuerzan por llevar la mayor información a los necesitados; pero la competencia se hace desleal porque los irresponsables no tienen ninguna posición ante lo que hacen, sino la de utilizar el sentido comercial que solo produce alienación con la desesperación, que comercializan.

Es necesario reconocer que la cultura de combate no puede ser confundida con la cultura patuleca; que no deja ningún tipo de valor en los actores que las reciben: es necesario entender que una revolución necesita un consciente para poder mantenerse en el tiempo y eso lo saben los enemigos; por eso tratan de borrar todo lo que signifique aporte en la formación.

Nos toca como activadores hacer un esfuerzo extra para captar a los que puedan apoyar y que tienen confianza en la necesidad de mañana y no en las vivencias del hoy, que solo los hace disfrutar con el poder y no con el aporte que puede proporcionarle al futuro.

Hay que hacer notar que los imperios se desesperan y tratan de imponer el dogma por la necesidad de mantenerse y la conciencia del revolucionario tiene que saberlo y buscar la forma de lograr el equilibrio que es necesario y seguir multiplicando nuestros esfuerzos hasta pasando necesidades en beneficio de un futuro más equilibrado. Por qué este que estamos aceptando y que nos está proporcionando el enemigo no nos garantiza nada, toda la superficialidad está mostrada en nuestra adolescentes, juventud que en un porcentaje muy alto está siendo absorbida por la ignorancia y no tiene concientizado los valores para entender, que PATRIA O MUERTE, VENCEREMOS Y HASTA LA VICTORIA SIEMPRE.
SIN PATRIA NO QUIERO VIDA.
HAZTE CONCIENCIA.



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Antonio Machuca

Actor y militante revolucionario

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