Candidaturragia, división, persecución y culpas

El pueblo mayoritario que siguió a Chávez, no es el mismo disminuido en un 10% y bajando, que sigue al reformismo neoliberal sectario y nuevo burgués que gobierna. Este pueblo se despertó, se despartidizó y no le importa el chantaje de que los reformistas lo llamen traidor de forma manipuladora, ya que la traición descarada viene de ellos mismos al desviar el proyecto original hacia el neoliberalismo. Aquello de leales siempre traidores nunca, quedó muy lejos y sin ningún efecto, en vista de que no se puede ser leal a quién te traiciona y te miente.

Desespero candidatural

La candidaturragia está activada y los reformistas neoliberales necesitan con urgencia que haya muchas candidaturas para que el pueblo pierda las esperanzas, se abstenga nuevamente y no salga a votar, teniendo en cuenta que es la única oportunidad que tienen de un triunfo negado. De allí el pacto dolarizado con todos esos candidatos de la cúpula opositora tradicional, los cuales también son rechazados por el pueblo desde sus bases y que juntos, tampoco llegan a un 10% de aceptación popular.

División y culpables

Como siempre tienen que buscar a un culpable, nunca serán ellos, los neoliberales, los responsables de la división y de la soledad que se buscaron. Atacan a todo aquél que puedan colocar como chivo expiatorio para justificar sus torpezas que llevaron a las fuerzas históricas unidas y logradas por Chávez a la nada.  Exministros de Chávez, intelectuales y cuadros revolucionarios, son blanco de su desesperación para justificar el sectarismo, la exclusión y sus malas políticas económicas y externas, más allá de ser blandengues con la corrupción que se ha hecho cultura en los espacios de poder en todos los niveles. 

Todo aquel que ose elevar una crítica, es blanco del fusilamiento mediático neoliberal.

El complot

El desespero del reformismo neoliberal, trata de desarticular electoralmente al PCV como lo hizo con el PPT, Tupamaro, UPV, entre otras organizaciones de la izquierda irreverente. El PCV es un partido de cuadros, sin embargo, debe cuidarse porque *no* está exento de la infiltración y en algunos estados del país, tiene directivas designadas que están totalmente subordinadas a los gobernadores reformistas del psuv en esas regiones y que sabotearon las candidaturas de la APR en los dos últimos comicios... Por allí van los tiros de la traición a esa organización histórica de la izquierda venezolana que siempre ha luchado incansable por el pueblo trabajador.

La Alternativa

Por su parte y mientras las cúpulas de aparente adversidad se desesperan dentro de su candidaturragia, la izquierda desde sus bases se reagrupa como lo hace el Tercer Bloque Histórico Popular coyuntural como movimiento de movimientos. Desde la APR y muchas otras organizaciones independientes y despartidizadas, el pueblo se organiza y avanza sin que las cofradías pactadas aún en su estado de obnubilación dolarizado se percaten, ya que siguen pensando que el pueblo está dormido y sigue de pendejo creyendo en sus manipulaciones. Para la izquierda y por ahora, lo candidatural es secundario, ya que sabe que sin organización no hay triunfo y el candidato o candidata, gana con pueblo organizado, no por si solo. El pueblo no quiere Mesías, despertó y entendió que el Mesías es el pueblo en si y el que debe decidir en el futuro inmediato, su propio destino esperanzador apartado totalmente de la falsa polarización cupular venezolana.

Cuando las bases populares se despiertan con los campanazos de la traición y de las mentiras, no las vuelven a dormir más nunca, se unen aún pensado diferente en un mismo objetivo y triunfan. Pasó en el 93 con Caldera, pasó en el 98 con Chávez y volverá a pasar nuevamente con un pueblo despierto en busca de un rumbo lleno de valores y de prosperidad generalizada sin exclusiones ni sectarismo alguno.