Auditórium

Venezuela: ¡Politiqueros cachucha e’ peo!

Moraleja: "¿A dónde va el barco?..." La sensación de estar perdido es tan angustiante, insoportable, que una de las herramientas de localización en el espacio de mayor uso por cualquier humano, desde su aparición, ha sido el "G.P.S." Con tales iníciales se identifica al Sistema de Posicionamiento Global, que ha reducido a cifra muy baja el número de despistados en el mundo, los cuales ahora se perderían por extrema ignorancia, sospechoso simple gusto, o por total idiotez. En el pasado, con origen probable en tradiciones rurales, era popular una especie de estribillo infantil que, a falta de brújula para orientaciones rudimentarias, se preguntaba y respondía a la vez, ¿A dónde va el barco?..p'a San Mateo... ¿Quién lo gobierna?... "cachucha 'e peo"... El juego quedó como referencia hasta hoy, pero como señal de incertidumbre sobre destinos colectivos en manos de pocos, especialmente de tiranos, o de mediocres gobernantes, completamente sordos a diagnósticos y prescripciones especializadas para rectificar rumbos, en las pantallas gigantes de la opinión pública, suerte de sustitutas de "G.P.S." para evitar dolorosos extravíos masivos. En escenario de probabilidades con variables como las ya mencionadas, el barco del cuento difícilmente atracará en San Mateo, ni en ningún otro puerto seguro, y su opción inevitable sería la del "Titanic", también sin "G.P.S." hace más de un siglo, mientras esta vez tocaría la orquesta de la "anc" con su nuevo director, una desafinada partitura en remedo de son cubano.

Fin de la moraleja.

Fuente. Josué D. Fernández A.

En la Venezuela de hoy del año 2023 del siglo XXI, no se hace política, sino la perversa politiquería ramplona. La política es un arte, una ciencia, es buscarle soluciones a los problemas, es ser pragmáticos, y tener los pies bien puestos sobre la tierra para no perder el rumbo. La politiquería es todo lo contrario de la política, y es amorfa, carece de sentido común, es una pared contra la que gente buena ve estrellarse sus ilusiones, es la siembra de controversias, es un retreta de pedos que se disparan sin saber para donde van, y ante todo quienes lo van a oler es el ser miserablemente hipócrita.

A lo largo de mi vida en esta actividad he tenido experiencias buenas que me han llenado de satisfacciones, y otras malas que me han quebrado la espina dorsal, y que me han pasado del encanto al lado extremo del desencanto total. En estos 23 años de revolución, por los avatares, y circunstancias del destino he visto tantas cosas, en el campo de la política, y de la politiquería que terminaron siendo la universidad a estas alturas de mi existencia porque me ha permitido determinar, con solo observar, quienes caminan católicamente en los zapatos de la nobleza, y quienes en las espinosas chancletas del diablo.

En esta vida nadie nace aprendido, porque siempre se va haciendo camino al andar, y en este largo caminar nunca se deja de aprender, por muy viejos que nos vamos poniendo, pero de jóvenes, dependiendo de los nutrientes que logramos absorber, de los valores con que nos formaron, llagamos a creer, desde lo ingenuo de la sangre noble, que no es fácil conquistar el poder, o que todas las personas a las que nos acercamos, o las que se nos acercan son buenas, y las muchas de las veces, aunque de nosotros haya salido entregarnos por entero a esta causa revolucionaria, no faltaran aquellos que con pretensiones de líderes, intentaron utilizarte, aprovechándose de tu candidez, buscando manipularte como marioneta, exaltándote, diciéndote que eras lo máximo, que eras el mejor, que no hay nadie como tu, y todo esa paja loca, y sin chistar, muchos se creyeron la franqueza de esos halagos, sucumbiendo a los maléficos intereses de quienes cantaban como sirena con la intensión de manipularte.

Estos pasajes estoy seguro, que muchos lo sufrieron en carne propia. Así suele pasar en todas las etapas de la vida, cuando en algún momento se anduvo sobre esas brazas, y se terminó hecho papillas porque al final fuiste traicionado por los que abusaron de tu confianza, que te usaron, y después te fueron desleales, y no correspondieron a la franqueza con que te entregaste a la causa, con el espíritu de un ideal o de una lucha compartida por el interés nacional que ha se ha torcido como una puñalada trapera en la espalda.

Conozco con propiedad el tema de la politiquería, de los conversos, y los traidores, que hoy se hacen ricos a costilla de los bolsicones de revolucionarios. En este oficio de la política publica, siempre he escuchado a grandes analistas políticos, y el hablar de muchísimas cosas, como lo de los cuchillos largos, y oír, en esas tertulias de intelectuales, nombres de los politiqueros de varias épocas, que los afectaron, y que ahora con la vuelta del tiempo, vienen a ser los mismos de hoy con las mismas miserias humanas.

Siempre he dicho que mi origen es de la izquierda cristiana liberal, y me atrajo, porque para mí era la esperanza del progreso y del desarrollo que siempre quise para mi país, y en ese afán vi que Hugo Chávez se fue para nunca más volver, sin pena ni gloria, con más reclamos que promesas cumplidas, hoy estamos en medio de las más tenebrosas historias de corrupción, estancamiento de la economía, estanflación, y muchos desastres sociales, jamás conocidos en la vida pública nacional.

Hay mucha tela por cortar en estos tiempos por venir.

Recuerdo cómo muchos que llegaron a ser ministros, a los institutos autónomos, a las curules parlamentarias, y a las gobernaciones, y alcaldías a tomar posesión de sus nuevos cargos, puertos jamás soñados, inmerecidos porque nunca lucharon por ellos, y que ocuparon inicialmente hasta con camisas prestadas, fue, para esos que se presentaron a sus elegantes oficinas con los bolsillos vacios, mostrando que entraban mamando y locos, lo que al final les resultó, como el ganarse un triple gordo, pero no, el de la lotería, sino el gordo de los dineros públicos, porque muchos cuando se fueron cargando lingotes de oro, y no por los salarios sino por lo que se robaron, a manos llenas, en la mejor de todas las épocas de existencia de Venezuela, hoy en el exterior viviendo como jeques, mientras el sufrido ciudadano venezolano pasa ronchas.

En esos tiempos iníciales, creía estar apoyando sinceramente la causa revolucionaria, pero esta revolución, ha resultado ser solo para los alacranes oportunistas, para los que muchos le servimos de escalera para que llegaran a enriquecerse, y lo paradójico mientras muchos pasamos dificultades de salud, con el cacharro que no andaba, problemas para llevar el pan al hogar, y otras limitaciones que contrastan con la politiquería de aquellos que usaron a muchos pendejos para su interés perverso y desmedido, de sus bajas ansias de poder.

Hay muchos corruptos hoy viviendo como reyes en USA, que le endosaron el prestigio que alguna vez tuvieron al servicio de la destrucción, y de la traición a la patria, y decidieron irse para seguir haciéndolo desde afuera porque aun existiendo leyes en Venezuela desde adentro no iban a poder seguir en las mismas. Claro esos se fueron boleados, por ahora, aunque son pocos están muy bien, y no es que tengan una convicción propia sobre el crimen que le causaron a una población, hoy en diáspora, a la que tarde o temprano van a tener que responder, a las víctimas de sus canalladas, que bravuconamente dicen cualquier barbaridad desde Miami o España, dónde tienen sus centros de operaciones.

Los verdaderos políticos son para organizar a la sociedad a partir de modelos basados en ideas, en principios, y en costumbres, y quienes se dedican a la actividad política deben hacerlo con dos enfoques posibles: para servir a la ciudadanía a la que representan, defienden, y no a través de actitudes ruines, y mezquinas que se envuelven con una maraña de mentiras, manipulaciones, dolo, estafa, y es precisamente esto último lo que representa la politiquería opositora alacranera, que lo primero que trata de poseer es arrimarse al poder.

Para los revolucionarios boca abierta, que tengan ojos que vean, y los que tengan oídos que oigan, y pongan los pies sobre la tierra. No les digo que renuncien a lo que crean son sus legítimas ideas, sino que observen a quienes los utilizan, a quienes únicamente los ven como un medio para alcanzar las cuotas de poder con las que sueñan.

Un político de verdad debe tener dignidad, darse a respetar. Poder estar en una u otra acera, poder compartir ideas, y proyectos con personas o grupos, pero de lo que debe estar convencido es si realmente esta en sintonía de trabajo, y propósito con aquel o con aquellos que como nosotros quieren hacer por el bien común de tener calidad de vida.

En el revolución bolivariana, y no es que me lo cuenten, hay mucho oportunista, hay mucho alacrán, que halagan económicamente, a los que les conviene. Eso lo hacen con quienes, son los que los mantienen inmerecidamente vivos. Por algo están donde están. La vida finalmente te cobra por tus actos, y te permite recibir únicamente lo que fuiste capaz de dar, y si solo diste malos tratos, cuando estuviste en las alturas del poder, pues cuando estés abajo será exactamente lo mismo, lo que puedas recibir. Así de simple es la vida. Que dios, bendiga a Venezuela.

[email protected]

 



Esta nota ha sido leída aproximadamente 1507 veces.



Edgar Perdomo Arzola

Analista de políticas públicas.

 [email protected]      @percasita

Visite el perfil de Edgar Perdomo Arzola para ver el listado de todos sus artículos en Aporrea.


Noticias Recientes: