Maduro los volvió locos

Años después del Mayo Francés (1968), Jean Paul Sartre, ante una interrogante sobre su conducta política, dijo: "He cambiado dentro de una permanencia". El escritor galo, máximo exponente del existencialismo, confesaba la dialéctica de su vida y de su pensamiento. "Nadie se baña dos veces en las aguas de un mismo río", nos recuerda Heráclito.

A qué se debe está introducción. Cuando en mayo del presente año, el presidente Nicolás Maduro anunció las medidas económicas para enfrentar, desde una nueva perspectiva, la crisis generada por las medidas coercitivas unilaterales, el bloqueo económico y la desestabilización política; así como, por el desacierto en la implementación de algunas políticas públicas, se produjo un gran alboroto y conmoción, en la opinión nacional e internacional.

Que se anunciara la apertura a la inversión privada en empresas del Estado; que el Presidente dijera que esa era la vía para alcanzar la "nueva prosperidad económica"; afirmara que, con estas medidas se estaban "echando las bases de una nueva economía del siglo XXI venezolano, diversificada, de alto componente tecnológico y de crecimiento sostenido, sostenible y generadora de bienes, servicios y riquezas, …", era algo extremo.

Maduro se entregó al neoliberalismo; Maduro traicionó a Chávez, son dos de las acusaciones con que se ha condenado la rectificación política, el redimensionamiento de la Revolución Bolivariana.

Diversos analistas, por lo menos los más "sesudos" de cierta "izquierda venezolana", recurrieron a sus archivos en la búsqueda de datos que les permitieran dar explicación a lo que acababan de escuchar. Otros, quizás los más, se escudaron en la acusación vacía, superficial; recurrieron al adjetivo descalificador que les permitiera aparecer como los más "fieles", "los verdaderos", "los únicos" defensores del legado de Chávez. Pero, ambos, no logran entender que, para superar una depresión económica, es esencial adoptar medidas concretas capaces de generar empleo e ingresos para el pueblo; que, lo planteado políticamente, es como impedir que la lucha social sea superior a la económica; para lo cual, es necesario reducir significativamente las desigualdades económicas y sociales de la población; y, entender, asimismo, que esta tiene que ser la mayor prioridad de un gobierno que se denomine revolucionario.

No entienden que la edificación de un sistema económico en el cual se priorice la justicia social, que el pueblo viva una vida digna, donde pueda hacer realidad las expectativas que, como ser social, tiene planteadas, resulta necesario –casi imprescindible- alcanzar la estabilidad de la nación.

Ahora bien, la discusión sobre el tema no es nueva, ni sencilla. Solo que, ahora debe ser abordada desde una nueva perspectiva. Desde una perspectiva que entienda que no existe una única forma capitalista; así como tampoco, una sola forma socialista. Que entienda que después de la presente crisis, el capitalismo podrá desaparecer como "sistema mundo", como sistema hegemónico; pero que, como modo de producción, no va a desaparecer de manera total. Que algunas de esas formas se metamorfosearán con formas no capitalistas de producción, incluso, se podrán generar novedosas actividades económicas en donde, lo público y lo privado, no se nieguen a priori.

Pensar el tiempo por venir de una manera distinta entraña grandes retos; y, estos hay que asumirlos con entereza y dignidad. Por eso, las medidas adoptadas por el Presidente Maduro, para enfrentar el estado de incertidumbre que se estaba apoderando de la sociedad venezolana, han abierto nuevos caminos para alcanzar el objetivo de que el venezolano pueda ser feliz.

Es por ello que, conceptos como igualdad, libertad, fraternidad, solidaridad, cooperación, tolerancia, equilibrio ambiental, responsabilidad, desarrollo, para solo mencionar algunos, tienen que dejar de ser consignas. Conceptos estos que, teniendo su origen en el pensamiento político liberal, en el siglo XIX tuvieron una mayor carga cuestionadora del capitalismo que en el siglo XX; y que, en el XXI, no se termina de definir el rol que deben cumplir en el diseño de nuevos sistemas sociales a edificar. Que ellos son los principios fundamentales para el fraguado de un orden social en donde impere la justicia social, en aras de lograr la emancipación del ser humano.

De eso se trata. Por eso Maduro los volvió locos.



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Nelson Pineda Prada

*Profesor Titular de la Universidad de Los Andes. Historiador. Dr. en Estudios del Desarrollo. Ex-Embajador en Paraguay, la OEA y Costa Rica.

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