Neurona política

Uno se rueda para donde quiera o pueda, pero siempre lleva su cabeza a cuesta; y llevarla, es llevar el mundo, mundo de cosas, mundo de hechos, historias…

Me ruedo hacia el monte desde la capital en busca de un descanso, de un capítulo familiar, quizás lejos durante un rato de la política y el caminar por las áreas populares caraqueñas; pero he aquí que aterrizo, en efecto, en un área bucólica y pastoril del estado Carabobo, y en efecto abrazo el descanso buscado…

Pero en el ámbito cerebral, mundial, sináptico, nada cambia. Persiste el mundo, los hechos, las guerras, la política, el caos, las amenazas de extinción humana. El único cambio es la actitud de querer ignorar lo caótico. Es la vida.

Estando en el campo es inevitable no conectarse así sea con señales de humo. Los hechos siguen iguales de preocupantes. Avanzan con paso de plomo bélico. Y pretendiendo estar en paz y fugado de las circunstancias mundiales, emerge la conciencia que te define como hombre: el ansia de un mundo mejor, el altruismo, el deseo de arreglar, contribuir, hablar…

Básicamente la reflexión es por el planeta-hogar y el porvenir, y te empujan los genes, pues, que te obligar a preocuparte por los espacios vitales a futuro. Entonces escribes o haces lo que te caracteriza en el hacer. Si eres un soldado, combates; si eres un agricultor, siembras con el furor de quien penetra a la tierra y la fecunda. Exorcismos.

La única manera de escapar a estos destinos es la decapitación: que tu cabeza-antena no continúe irradiando o recibiendo ondas mundiales. Eso aristoteliano de que el hombre es un animal político es corto ahora: la polis nueva es el mundo interconectado y los espacios siderales por conocer.

Retumban los cañones en Ucrania-Rusia; persisten los factores imperialistas en Taiwán, azuzando una guerra contra China; Europa parece prepararse para una desaparición, sin criterios propios, inmolándose por su adalid estadounidense; América Latina puja por su independencia política y económica, y sus pueblos se sacuden fierros colonialistas; la economía renguea de manera global, los EE.UU. se aprestan para una decidida decadencia política y económica, y muchos especulan hasta con una desintegración territorial…No hay lugar seguro, aparentemente: en los países de llamado primer mundo la gente se suicidad huyendo de la nada, del aburrimiento. El mundo gira, pues, dentro de tu cabeza. Respiras y eres un átomo del todo, presente, activo, sufriente y, cuando hay oportunidad, sonriente.

Estoy, pues, presente de nuevo, con mi cabeza, mundo, campo, capital y respiraciones para ocupar los espacios olvidados durante el peregrinaje y la busca de cambios.



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Oscar J. Camero

Escritor e investigador. Estudió Literatura en la UCV. Activista de izquierda. Apasionado por la filosofía, fotografía, viajes, ciudad, salud, música llanera y la investigación documental.

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