Mayoristas de alimentos de El Tigre utilizan dólar paralelo

Una situación de angustia viven los pequeños comerciantes, bodegueros y detallistas, de alimentos y víveres en el sur del estado Anzoátegui, en la Mesa de Guanipa, en plena Faja Petrolífera del Orinoco. Los mayoristas y distribuidores de productos de la cesta básica alimenticia y de aseo personal, aplican la tasa especulativa del dólar paralelo para calcular el costo en bolívares de las pacas de arroz, azúcar, café, harina de maíz, harina de trigo, etcétera; así como cajas de aceite vegetal, mantequilla, salsas diversas, sal, pastas, entre otras cosas; lo mismo que jabones, detergentes, toallas sanitarias, papel higiénicos, galletas y demás golosinas, y bebidas diversas.

El pequeño comerciante del barrio, de las parroquias y de los pueblos más alejados como Atapirire, Múcura, Santa Clara, Cachipo, San Diego de Cabrutica, Zuata, Uverito y Mapire, para mencionar sólo algunas comunidades humildes —que por ubicarse a más de ochenta kilómetros deben sumar a su angustia el asunto de la falta de gasolina y diésel para el transporte y al alto costo de los pasajes y escases de vehículos en estas zonas—, se quejan, con absoluta razón, de la desfachatez y abuso con que los comerciantes asiáticos y venezolanos mayoristas de productos de alimentación les aplican la tasa especulativa para poder cancelar sus compras.

Lo explicaré de un modo gráfico, al cambio oficial y especulativo de este día jueves 18 de agosto de 2022, en la mañana.

El costo de una paca de arroz marca Fina Diamante es de 22,30 dólares. A tasa BCV su costo es de Bs. 133,35, pero al precio especulativo del dólar paralelo es de Bs. 143.84, con una diferencia de casi diez bolívares sólo en este producto.

El costo de una paca de azúcar de la marca Doce Dia es de 35 dólares. Al cambio oficial BCV equivale a Bs. 209,30, sin embargo, a tasa especulativa Bs. 6,45 representa Bs. 225,75.

El bulto de harina de maíz marca Kally es de 19,05 dólares. A tasa BCV son Bs. 113,92, y al tipo de cambio del dólar negro representa Bs. 125,78.

De este modo, al sumar una compra integral que incluya café, sal, aceite vegetal, pastas, mantequilla, refrescos, cubitos, así como hace jabones, detergentes líquidos y en polvo, pañales, cremas dentales y de otro tipo, suman una desproporción en el costo que termina por afectar al consumidor final, ya empobrecido y carente de recursos, quien achaca la carestía de alimentos al expendedor.

En la ciudad de El Tigre los negocios mayoristas de ubican en torno al sector El Luchador, desde el comienzo hasta el final de la avenida Francisco de Miranda (también conocida como la Primera Carrera), donde está unos de los mayores distribuidores de la zona sur de Anzoátegui, a quienes hice la observancia de violación de la ley al implementar el cobro con el sistema ilegal del dólar paralelo, y me dijeron que ellos no tienen conocimiento alguno de ley o medida del gobierno que se los impida o prohíba. También frente a la plaza Bolívar de la ciudad, en la avenida España, salida hacia Ciudad Bolívar, en el sector Bea, en la avenida Wiston Churchill, avenida 5, y En El Tigrito, percibí la misma situación.

Es urgente una fiscalización imparcial, no amañada, no comprada con prebendas ni regalos, por parte de funcionarios del gobierno central que no se presten a la corruptela y la usura, para corregir esta grave violación de los derechos fundamentales del ciudadano a la salud, la alimentación y la vida, por cuanto se vulnera su ya maltrecho poder adquisitivo.

Los alimentos están exonerados del pago de impuestos, principalmente del Iva, y no se puede permitir que mediante el abuso de precios se enriquezca una minoría a costillas del pobre, del hambriento, del necesitado. Otra anormalidad detectada es la de cobros diversos, según la modalidad de pago. Si el cliente cancela con efectivo, con pago móvil, con tarjeta de débito, biopago o divisas le cambian el valor del producto, pero siempre en beneficio del mayorista, del comerciante. Una usura descarada, flagrante y delictiva.

También en la ciudad de Pariaguán se ventila esta onda especulativa. A pesar de los esfuerzos del órgano de la alcaldía conocido como Simatri, que trata de regular y vigilar precios de alimentos y bienes de consumo masivo para el hogar, los comerciantes chinos de la calle Comercio, calle Anzoátegui, calle Bolívar, sector El Bajo, avenida Libertador, plaza Miranda y demás sectores, suelen poner un nota con el dólar oficial del día (BCV $ Bs. 5,98), pero al momento del cobro y el pago por parte del cliente, le aplican la tasa especulativa. Y no hay reclamo que valga. De este modo, el pobre, el camposino, el bodeguero, termina cancelando por la paca de harina de maíz Bs.121, 91 en lugar de los Bs. 107,35 que legalmente corresponden.

En definitiva, urge la fiscalización y penalización respectiva y no se espera otra cosa que ésta por parte de las autoridades correspondientes, desde Seniat y Sundae hasta las instancias municipales y gubernamentales. El derecho del pueblo a la alimentación es sagrado e inviolable.



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José Pérez

Profesor Universitario. Investigador, poeta y narrador. Licenciado en Letras. Doctor en Filología Hispánica. Columnista de opinión y articulista de prensa desde 1983. Autor de los libros Cosmovisión del somari, Pájaro de mar por tiera, Como ojo de pez, En canto de Guanipa, Páginas de abordo, Fombona rugido de tigre, entre otros. Galardonado en 14 certámenes literarios.

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